OJO CLÍNICO / Cobertura universal

AutorEnrique Goldbard

En momentos como los que padecemos, en los que se considera uno de los principales logros de este feneciente sexenio la llamada "cobertura universal en salud" -tanto así que se emplea esta entelequia como motivo para promoción del sexto informe presidencial en forma de comercial político con tintes sensibleros, lo que provoca una mezcla de pena y rabia-, vale la pena revisar aún en un breve texto como éste y con la carencias informativas del caso, a qué le tira cuando sueña el Gobierno mexicano.

La primera duda surge con el par de palabras: cobertura universal. En países como Alemania, Francia o el Reino Unido, este concepto tiene sentido, puesto que se trata de proporcionar servicios de salud de calidad a toda la población del país, algo que originalmente (siglo 19) cuando la creación del sistema alemán, abarcaba también a indocumentados, residentes legales e incluso turistas, lo que se fue modificando con el tiempo por incosteabilidad.

En México, en donde se dice que la cobertura universal en salud "permitirá proporcionar: médico, medicinas, tratamiento (¿las medicinas no son acaso parte del tratamiento?) y hospital para cualquier mexicano que lo necesite..." por medio de instituciones como el ISSSTE y el IMSS, mueve francamente a la perplejidad, puesto que si por algo se caracterizan estos establecimientos es por sus carencias. El Seguro Popular, por otro lado, contribuye a aumentar la carga económica y laboral en...

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