Ojo Breve/ Esculturas sin contexto

AutorJames Oles

Escultura mexicana: Primera parte.

De la academia al objeto

Museo del Palacio de Bellas Artes

Hasta el 9 de julio

La actual exposición de escultura mexicana en el Palacio de Bellas Artes convierte el recinto una vez más en bodega. No es que la muestra -intento de panorama de los logros escultóricos desde finales del Siglo 19 hasta el surrealismo (mal entendido como "arte-objeto")- carezca de guión, o que no tenga piezas de gran interés, sino que falta el complejo contexto histórico y cultural que hace que la escultura sea relevante. Aparte, hay un descuido didáctico, tanto en los significados como en las fechas de las obras expuestas (el curador, Agustín Arteaga ha trabajado ese tema desde hace una década, pero no se atreve a estimar las fechas: me parece muy relevante si una tehuana es de los 20 -obra de vanguardia- o los 50 -un cliché). El resultado es una exposición intranscendental, mera conglomeración de esculturas sin suficiente peso curatorial.

La exposición abre con un apartado dedicado a la Academia de San Carlos, presentando casi todas las esculturas famosas de la época modernista, en particular las melancólicas mujeres de Jesús Contreras y Arnulfo Domínguez Bello, formalmente inspiradas en Rodin: símbolos de sensualidad exhausta, de decadencia fin-de-siecle. Esta selección termina con ejemplos de la continuidad de ciertos estereotipos y moralismos hasta el Siglo 20: un ejemplo sería Pureza (1926), curioso sustantivo para un retrato de Antonieta Rivas Mercado, obra de Guillermo Ruiz. Pero curiosamente, el neoclasicismo que dominaba la Academia en México durante casi todo el Siglo 19 está apenas representado; así, el público pierde la oportunidad de entender mucha de la obra escultórica decimonónica que lo rodea en esta ciudad: el Caballito y el Cuauhtémoc, las estatuas de dignatarios que siguen de guardia sobre el Paseo de la Reforma, los relieves en bronce de los musculosos aztecas que Contreras mismo realizó en 1889, justo antes de su época "modernista". Además, dado que muchos de los escultores mexicanos posteriores (como Luis Ortiz Monasterio) se inspiraron en ese neoclasicismo, tal ausencia es particularmente injustificada.

La más grande sección está dedicada a la mal llamada "escuela mexicana de escultura", algo que aquí parece incluir cualquier artista que (1) trabajaba entre 1920 y 1960 y (2) se ocupó de la figura (en general, el campesino o la mujer con rebozo). Tiene un poco de todo, pero no todo (algunas imágenes de...

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