A ojo de pájaro / Palacio del Conde de Xala

AutorGuadalupe Loaeza

Es cierto que los zapatistas, cuando llegaron a la Ciudad de México, se fueron a tomar su chocolate a Sanborns. También es cierto que se murmuraba que las sucesiones presidenciales se decidían en Sanborns. Igualmente cierto es que personajes de nuestra historia han ido religiosamente por su café y sus molletes, como Andrés Henestrosa, que iba con sus 100 años a desayunar a Sanborns. Pero otro aspecto menos comentado de esta cadena de restaurantes es que muchos edificios históricos de la ciudad se encuentran en magníficas condiciones gracias a sus cuidados. En primer lugar, está la bellísima Casa de los Azulejos, que tiene impecable su maravillosa talavera poblana así como el mural Omnisciencia, de José Clemente Orozco. Lo mismo podemos decir de la casa en donde vivió Ignacio Manuel Altamirano sobre la calle de Tacuba. Pero hay uno especialmente bonito, situado en la calle de Venustiano Carranza 73. Aunque se escucha mejor dar la dirección de este bellísimo palacio, tal como se daba a finales del siglo 18: "Es la casa de don Antonio Rodríguez Sáenz de Pedroso, segundo Conde de Xala, y se encuentra en la calle de Capuchinas, entre las calles de Espíritu Santo y la segunda calle de Monterrillas".

Claro que en ese siglo de tantos lujos, los ricos novohispanos no permitían la entrada a sus casas a casi nadie, con excepción de los nobles y los amigos muy íntimos de la familia. Muchas veces, en sus palacios hacían fiestas para agasajar al Virrey y a su esposa y, en las tardes, se reunían para jugar o tomar chocolate, pero sobre todo para practicar el deporte más popular de la Nueva España: murmurar. Pues como dice Fernando Benítez: el chisme era el cemento que mantuvo unido el Virreinato. El Palacio del Conde de Xala no era la excepción, pues se trata de una de las casas más bellas del Centro. Tiene dos pisos y un bellísimo patio central. El arquitecto de este maravilloso edificio, construido en 1763, fue el granadino Lorenzo Rodríguez, quien también se encargó de hacer la fachada original del Colegio de San Ildefonso, pero su obra más celebrada es la Iglesia del Sagrario, en la Catedral. Cuando se estaba construyendo, las monjas del convento de junto protestaron porque, según ellas, desde la casa se podía espiar su convento. Mas, cuando el ayuntamiento fue a revisar, se vio que las monjas estaban siendo algo exageradas, ya que desde la azotea no se podía ver nada.

Es evidente que el Conde de Xala era un hombre muy poderoso, uno de los nobles más...

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