Sí hay opción de izquierda

AutorGerardo Esquivel

ECONOMISTA. PROFESOR-INVESTIGADOR DE EL COLEGIO DE MÉXICO. ASESOR ECONÓMICO DE AMLO.

Leí con sorpresa el encabezado de una entrevista que le hicieran al antropólogo y sociólogo Roger Bartra en el número anterior de la Revista R: "No hay opción de izquierda".

Según Bartra, en las próximas elecciones sólo se podrá elegir entre tres variantes de la derecha. No sólo eso, sino que, de acuerdo al entrevistado, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) "es posiblemente el líder político más a la derecha en estos momentos". Esta interpretación de Bartra contrasta enormemente con el agitado debate que se da en todo el país en torno a las posiciones políticas de los distintos aspirantes a la Presidencia. En ese otro imaginario político, para algunos segmentos de la población, AMLO es un prototípico representante de la izquierda radical y hay incluso quienes lo consideran "socialista" o "comunista". En cambio, para Bartra, AMLO promueve un "populismo conservador con influencias incluso hasta religiosas". Esta opinión se nutre de la idea de que AMLO no es suficientemente liberal y que su visión es "estatista" y fundada en un ideario basado en el "nacionalismo revolucionario". La visión de Bartra puede confrontarse al menos desde tres perspectivas: política, histórica y programática.

Desde la primera, la pregunta clave es quién puede decidir cuál posición es o no de izquierda. Para ello, quizá sea útil recordar un escrito del propio Bartra: Lo que no pueden comprender los dinosaurios, publicado en noviembre de 1980 en la revista El Machete, que él atinadamente dirigía. Allí, Bartra y sus coautores escribieron: "Si hay algo que tiende a unificar a los que en la izquierda aún mantienen posiciones conservadoras u ortodoxas es su horror a la falta de una línea política pura y dura que se imponga desde arriba y unifique la viva y rica diversidad de criterios". Así, Bartra parece creer, como aquellos dinosaurios a los que combatía en 1980, que existe una sola izquierda. Más aún, cree que esa izquierda es la suya y sólo la suya. Parece creer que si otros no asumen su agenda o su visión de país (la cual ha cambiado sustancialmente desde entonces) no pueden calificar para ser de izquierda. Bartra se ha convertido en el cadenero de la izquierda: él decide quién entra y quién no. Y, al hacerlo, olvida uno de los principios rectores que defendió cuando dirigió El Machete: la necesidad de confrontar esa visión autoritaria y de recordarles a los que sostenían dicha visión...

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