Opinión Invitada / Pablo Enrique Reyes Reyes: El régimen de la seudología

AutorOpinión Invitada

Dieron inicio las campañas electorales para renovar la Cámara de Diputados y diversos puestos a nivel estatal y municipal. Parece que todo nos lleva a un proceso político que dividirá aún más a la sociedad mexicana. La propaganda gubernamental y las invectivas que lanza el presidente en contra de sus críticos azuzan la discordia y la intolerancia. El discurso contestatario, sin ideas frescas, de la amalgama pluripartidista recién creada está bailando al son que le tocan desde palacio nacional.

Los resultados de gobierno son magros, siendo condescendiente con el régimen. La verdad es que la transformación prometida de la relación del poder político con el poder económico, con la sociedad y con las libertades resultó un fiasco; terminó profundizando los arreglos convenencieros en ciertas industrias y con ciertos empresarios, erosionando las instituciones que facilitaban la ejecución de políticas públicas con grupos sociales y con la ciudadanía y restringiendo las libertades fundamentales al tiempo que se acrecienta la fuerza política y financiera del ejército.

Lo que tenemos es el gobierno de la seudología: ante la frustración de no tener nada que pueda presumir, crea sucesos fantásticos como realmente sucedidos. No disminuyó la corrupción ni la pobreza, pero insiste en decir que ya no hay corrupción y que ha disminuido la pobreza. Por eso es que su discurso vuelve a buscar con quién pelear, lo mismo instituciones base de la democracia como el INE, que organizaciones ciudadanas base de la libertad de expresión como Artículo 19. Desprestigiar la democracia le conviene al régimen; por eso la fustiga tanto. Y por eso la 4T quiere plantear esta elección intermedia como un plebiscito: apóyame y dame más tiempo para dar resultados o regresa con los corruptos de siempre para que te roben como siempre.

Por otro lado, la oferta partidista es muy pobre y el electorado muy apático y poco exigente. No es raro que la oferta de campaña sea pobre en una elección intermedia: entre el abstencionismo que podría rayar en un 45% o 60% del electorado, los mismos perfiles enquistados en las curules y el modelo de comunicación electoral intrusiva, no hay margen para fijar una agenda...

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