Opinión Internacional/ El titubeo de Bush en Medio Oriente

AutorRafael Fernández de Castro

Cuando el joven suicida palestino se inmoló llevándose consigo a 22 israelíes que celebraban la Pascua judía y el Primer Ministro Ariel Sharon contestó enviando sus tanques al cuartel general del líder palestino, Yasser Arafat, George W. Bush, desde su rancho en Texas, en mangas de camisa, meciéndose en su silla y visiblemente incómodo, sentenció: "Puedo entender por qué el Gobierno de Israel toma las acciones que toma"; su país está "bajo ataque".

Estas declaraciones, además de contradictorias -si se tiene en cuenta que esa misma mañana su representante en el Consejo de Seguridad de la ONU, John Negroponte, había votado a favor de la retirada de los tanques israelitas de Palestina-, también mostraban a un Bush distante, renuente a tomar una posición determinada, y proyectando una imagen de inseguridad que recordaba los días previos al 11 de septiembre.

La ambivalencia de Bush tiene tres principales explicaciones: su estilo personal de gobernar, la división en su equipo de seguridad nacional y el lobby judío.

"De corazón", señala el influyente columnista de The Washington Post, David Broder, "Bush gusta de las líneas claras... desde que inició su intentona para llegar a Gobernador de Texas ha enfatizado que existen cosas buenas y malas en la vida". La llamada Doctrina Bush es de un simpleza apabullante: divide al mundo claramente en dos campos: el bien y el mal. Y efectivamente no olvida mencionar que los Estados del orbe tienen que elegir entre ambos bandos: "ustedes están con nosotros o están con los terroristas."

Durante sus primeros 13 meses en la Presidencia, Bush optó por meterse lo menos posible en el conflicto entre israelíes y palestinos. Conoce bien y no ha dejado de criticar el esfuerzo enorme de mediación que realizó su predecesor Bill Clinton entre el entonces líder judío Ehud Barak y Arafat. Pero los resultados no fueron alentadores, pues los electores de Israel castigaron los fallidos intentos de paz de Barak eligiendo al halcón de Sharon.

La Doctrina Bush se ha empantanado ante un conflicto tan complejo como el de Israel y Palestina. Pero no sólo por la actitud de Bush de no ensuciarse las manos en un problema irresoluble en el que las líneas del bien y el mal se mezclan hasta convertirse en gris, sino también por los halcones de su propio equipo, el Vicepresidente Dick Cheney y el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, que han hecho lo posible por mantenerlo fuera del conflicto. Su visión de halcón -los conflictos se...

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