El Informe Oppenheimer / Un mal momento para el periodismo

AutorAndrés Oppenheimer

Como todos los años, unos 850 ejecutivos y periodistas estrellas de los principales medios de Estados Unidos se dieron cita en el Hotel Waldorf-Astoria de Nueva York la semana pasada para honrar a los reporteros más valientes del mundo. Este año, los ganadores fueron Svetlana Kalinkina, de Bielorusia; Alexis Sinduhije, de Burundi; Aung Pwint y Thaung Tun, de Birmania; y el editor de la edición rusa de la revista Forbes, Paul Klebnikov, asesinado este año en Moscú.

Las empresas periodísticas donaron un millón 300 mil dólares a la CPJ, y los asistentes aplaudieron con admiración y tristeza a medida que los presentadores contaban las sufridas historias de los periodistas extranjeros que ganaron los premios.

Sin embargo, el aplauso más grande de la noche se lo llevó John Carroll, el director de The Los Angeles Times, cuando tras recibir un premio honorario por su carrera pronunció un discurso sobre las crecientes amenazas al periodismo en Estados Unidos.

Tras su discurso, la mitad de la sala se puso de pie para aplaudirlo, mientras que los demás se quedaron aplaudiendo en sus asientos, quizás temiendo mostrar demasiado entusiasmo ante los presidentes de sus empresas sentados junto a ellos. Fue un extraño momento de incomodidad colectiva.

"Cada otoño nos damos cita aquí en Nueva York para un evento social, elegante, y a la vez tribal", dijo Carroll. "Es tribal porque escuchamos, como hombres primitivos frente a una fogata, historias (de periodistas extranjeros) que nos inspiran".

Pero cada año, a medida que más empresas periodísticas son compradas por corporaciones más grandes, "la voz del periodista es cada vez más pequeña dentro de estas organizaciones", dijo Carroll. "Y me temo que, cada año, la brecha entre nosotros y nuestros héroes se hace un poquito más amplia".

Carroll advirtió sobre la creciente promiscuidad empresarial, en que las compañías periodísticas están formando parte de conglomerados que producen desde programas de televisión hasta refrigeradores; la proliferación de nuevos medios que sacrifican el rigor periodístico en aras del rating; y los recientes fallos de tribunales que podrían enviar a la cárcel a periodistas por negarse a divulgar sus fuentes.

Tony Ridder, el presidente de Knight Ridder, la compañía madre de The Miami Herald, dijo a la audiencia que los actuales casos judiciales contra Judith Miller de The New York Times y Matthew Cooper de la revista Time son "intentos burdos para obstaculizar y evitar la búsqueda de...

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