Coordenadas/ Por qué ser optimistas

AutorEnrique Quintana

En contra de lo que usualmente se piensa, cuando las nubes están más negras y hay preludio de tormenta en la economía, es cuando hay que ser más optimistas. Permítame explicarle por qué.

Hay empresas que cuando ven que el panorama se complica se ponen completamente a la defensiva y adoptan estrategias que implican meter el freno a fondo.

Dejan parados proyectos; recortan una parte de su personal; hacen cuanto está en sus manos para alargar los plazos en los que pagan a sus proveedores y presionan tanto como pueden para que les paguen a ellas. Y en general, adoptan estrategias que parecen suponer que los tiempos malos van a ser para siempre.

No es difícil de explicar esta actitud cuando encontramos, por ejemplo, que la producción manufacturera estaba al finalizar el año pasado en un nivel 6 por ciento por debajo de lo que teníamos cuando concluyó el año 2000. O cuando las ventas de los establecimientos comerciales quedaron este fin de año poco más de 4 por ciento por debajo de las registradas en el año 2000.

Sin duda, hay desencanto y desánimo, que con frecuencia se traducen en una actitud de pesimismo extremo.

En el otro polo, sin embargo, hay quienes confunden el optimismo con pretender que nada pasa y suponen que el cambio de Gobierno y la derrota del PRI son argumentos suficientes para pensar que todo está bien.

Suponen que los malos resultados económicos son producto de la conspiración de los priistas para no dejar gobernar a Fox y señalan que si no hubiera ese sabotaje o si no hubiera recesión en Estados Unidos la economía del país marcharía viento en popa.

Más allá de que sea cierto que hay priistas que hacen todo por ponerle piedritas al Gobierno de Fox, la realidad es que las cifras económicas indican que el crecimiento de los últimos 2 años ha sido insignificante y que para este año la perspectiva no es precisamente la más positiva, con todo y elecciones.

Pero ese entorno difícil en lo macro no puede traducirse en un pesimismo en lo micro porque si no, las empresas van a estar menos capacitadas para sobrevivir e incluso para crecer.

Es lugar común decir que las crisis son también tiempos de oportunidad, pero no puede dejar de mencionarse porque es estrictamente cierto.

Las empresas que no tengan la capacidad para encontrar las salidas a la crisis van a quedar debilitadas y probablemente va a ser difícil que sobrevivan en el largo plazo. Y en contraste, las empresas que logren encontrar salidas van a fortalecerse y van a quedar en...

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