La Ouija: Despierta el espíritu del mal

AutorErnesto Diezmartínez

En algún momento de la trama de 'La Ouija' (Long Time Dead, GB, 01), un crecidito Lukas Hass dice que "la cámara no miente". En efecto, lo que muestra la cámara no es ninguna mentira y lo que nos dice es que el debut como director de un tal Marcus Adams es basura de la peor especie: derivativa, incoherente y, peor aún, aburrida.

Ocho muchachos se reunen en el sótano -¿o en el ático?: no queda muy claro- de un antro londinense. Como no tienen oficio ni beneficio y ya se cansaron de todo -hasta de no hacer nada- deciden hacer una ouija y llamar a cualquier espíritu que ande por ahí de ocioso. El espíritu que hace acto de presencia es un genio maléfico de origen árabe llamado Djinn que les avisa a los jóvenes que todos los que lo llamaron van a colgar los tenis. Como el tal Djinn cumple lo que promete, cada uno de ellos va a morir hasta que se cumplan los torturantes 90 minutos de duración del filme.

La fórmula de cualquier slasher-film o gore-movie más o menos decente tiene que poseer dos características claves: 1) un villano realmente aterrador (Michael Myers, Freddy Krueger), y 2) una o varias víctimas que nos importen para que suframos de verdad cuando su vida peligre (Jamie Lee Curtis en Halloween, los jóvenes inocentes de 'Pesadilla en la Calle del Infierno'). Además, en un buen filme de terror en donde los personajes son eliminados uno por uno, el asesino (sea del más allá o del más acá) tiene que representar de una u otra manera un horror que sea muy cercano para que la amenaza sea más terrible. Así, Michael Myers era la encarnación del mal absoluto aparecido en el seno familiar, mientras Freddy Krueger era el producto de un pasado que se quiso mantener oculto.

En 'La Ouija' el demonio culpable del reguero de cadáveres es...

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