PLAZA PÚBLICA / Policías militares: el crimen del general Tello

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

El general Mauro Enrique Tello Quiñones fue asesinado la noche del lunes pasado en Cancún. Su cadáver fue hallado poco después junto con el del teniente Gertulio César Román y el señor Juan Ramírez, quienes probablemente murieron sólo por la mala fortuna de acompañar al destinatario del atentado. El general fue ultimado con saña perversa: le rompieron los brazos y las piernas y lo golpearon en todo el cuerpo, especialmente el tórax y el rostro. Recibió 11 disparos. Se supuso de inmediato que fue víctima de la delincuencia organizada. Tras el comienzo de la averiguación correspondiente a cargo del Ministerio Público local, la Procuraduría General de la República se hizo cargo del caso.

Aunque fuera el militar de más alto rango asesinado en los años recientes, las autoridades castrenses no concedieron especial importancia al suceso. El martes la Secretaría de la Defensa Nacional emitió un escueto comunicado sin número -más tarde nos enteraríamos que era el número 21- en que sólo se confirmaba "la muerte" (no se aclaró que se trataba de un homicidio) de Tello Quiñones, "General de Brigada Diplomado de Estado Mayor retirado". Se explicó que "pasó a situación de retiro con fecha 1 de enero de 2009 y se encontraba realizando funciones de asesor del Alcalde del municipio de Benito Juárez, Q.R.". Y se afirmó que "las autoridades correspondientes se encuentran realizando las investigaciones del caso".

Más tarde, en una situación poco usual en las oficinas de prensa (había ocurrido antes sólo en el sórdido caso de la señora Ernestina Ascensio Rosario, oficialmente muerta por causas naturales, presumiblemente por una agresión perpetrada por militares), se remitió una "ampliación del comunicado número 21" en que se enumeraron los atributos del "ameritado general" y se anunciaba que un representante del titular de la Sedena presidiría "los honores fúnebres con los cuales los miembros del Ejército Mexicano despiden al extinto General de Brigada". Así fue: el inspector y contralor del propio Ejército, general Jorge Juárez Loera, encabezó el funeral en el campo militar de Cancún, y luego los restos del militar asesinado fueron llevados a la Ciudad de México, donde las honras fúnebres contaron con la presencia del presidente Calderón y del secretario Guillermo Galván.

En esa ampliación del comunicado 21 se resumió la hoja de servicios de Tello Quiñones en que a los datos secos de sus cargos se agregaron juicios encomiásticos: se habló de su "fructífera...

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