Pagan sentencia aseando panteón

AutorAntonio Baranda y Leticia Fernández

Verónica y Roberto pasaron seis días en prisión, tiempo suficiente para entender que era mejor realizar trabajo comunitario que cumplir su sentencia tras las rejas.

El matrimonio se involucró en un conflicto legal con una tienda de autoservicio.

Lo que empezó como un accidente en el que resultó herido uno de sus hijos, terminó en una acusación por robo agravado con violencia en pandilla.

Actualmente, Verónica y su esposo forman parte de los 4 mil 700 ex reclusos que cumplen su condena realizando jornadas de trabajo en favor de la comunidad.

En el 2004 Héctor, su hijo, acudió a una tienda a comprar cervezas, pero rompió una botella de vidrio y empleados del local le llamaron a su madre para que lo llevara a un hospital, pues había resultado herido de una mano.

Después de que el joven fue trasladado a una clínica, la familia exigió que la tienda se hiciera cargo de los gastos médicos, pero a cambio, fueron notificados que el Ministerio Público integraba una averiguación previa en su contra.

Verónica ingresó al entonces Reclusorio Femenil Oriente, mientras su esposo llegó al Reclusorio Sur.

"Una semana, estuvimos una semana, pero esos días parecieron de seis años", advierte la mujer al narrar que un juez los sentenció a 9 meses de cárcel, que ahora cumplen con 262 jornadas de trabajo comunitario.

Además les fijaron una fianza de 15 mil pesos y multa de 5 mil pesos a cada uno, consecuencia de un supuesto robo de 130 pesos.

"Estamos aquí de alguna manera pensando en cumplir y olvidarnos de todo", señala Verónica mientras recolecta la basura del Panteón de Tarango, en la Delegación Alvaro Obregón.

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