Pánico Escénico / Fenómeno celestial

AutorJosé Ramón Enríquez

Un fenómeno atmosférico, "óptico-luminoso, producido por la refracción o reflexión de la luz solar en los cristales de hielo suspendidos en la atmósfera", según explicaron los especialistas, dibujó en torno al sol un halo majestuoso, especie de arco iris, en el hermosísimo y siempre azul cielo de Mérida.

Ese cielo que es una de las razones más poderosas por las cuales escogí esta ciudad para emigrar de la eterna nube de esmog que cubre mi ciudad natal, se vio no sólo hermoso sino también mágico, como si algo descendiera sobre nosotros o, más aún, como si alguna puerta se abriera entre espacios cósmicos naturalmente incomunicados.

Pues este halo alrededor del sol, un poco temible y otro poco deseable, se abría sobre mi cabeza mientras releía yo Para acabar con el juicio de dios, de Antonin Artaud, con objeto de concluir mis notas a propósito de la edición mexicana de Arsenal Editores, que encontré recientemente en una librería.

Los jóvenes de la universidad en la que doy algunas clases salían a los pasillos para no perderse un fenómeno mucho más simple que la sensación íntima, revulsiva, de inconsciente colectivo, que producía en los rostros. Mientras tanto, en la cafetería, leía yo estos versos medicinales de Artaud: "...tenemos que desnudar al hombre / para arrancarle ese microbio que lo pica / de forma mortal / dios... / Entonces podrán enseñarle a danzar al revés / como en el delirio de los bailes populares / y ese revés será / su verdadero lugar".

La puerta abierta en el cielo, ¿lo estaba hacia el mundo del revés..? ¿El que deseaba Artaud..? Y, al cruzarlo, ¿podríamos extirpar a ese microbio que es dios para Artaud, y, tal vez, encontrar a ese Otro que es dios para mí..? No sé. Sólo puedo aprehender dos conceptos a partir de los versos. Uno: la crueldad que Artaud propone para su teatro, consiste "en extirpar por la sangre / y hasta la sangre a dios, al azar / bestial de inconsciente animalidad humana / en cualquier parte donde se le pueda encontrar". Dos: "lo que se dio en llamar microbios / es dios. / ¿Saben ustedes con qué hacen sus átomos / los rusos y los norteamericanos? / los hacen con los microbios de dios...".

Mientras el cielo juega hoy con nosotros, yo leo el poema radiofónico Para acabar con el juicio de dios que Artaud escribiera, hace 60 años, casi dos antes de morir, para María...

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