Más que un par de motivos

AutorOlga Moya

Fotos: Jeremy Horner

Sumergirse en la capital de Malasia, Kuala Lumpur, logra lo que quizás no andaba buscando el viajero: engañar al tiempo, haciendo que ayer, hoy y mañana se fundan bajo los pies y frente a los ojos.

Hay nombres que evocan universos, que se intuyen desde la lejanía o que se saben desde mucho antes de hincar los pies en el terreno, y esta ciudad cumple lo que su nombre promete: es encantadora.

El significado del cadencioso nombre, sin embargo, significa algo tan mundano como "confluencia fangosa". Y sobre los, literalmente, ríos de lodo que le atraviesan las entrañas, se abrió paso la selva de rascacielos en constante evolución, que parece transformado naturalmente a partir de la vegetación tropical.

Poco queda de los sencillos -y no tan lejanos- orígenes de la ciudad. Seguramente que los primeros trabajadores de las mineras de estaño que llegaron desde China a las riberas de los ríos Gombak y Klang en 1857 no imaginarían ni en sus más alucinados sueños que en tan sólo un siglo y medio Kuala Lumpur se convertiría en una de las ciudades más vibrantes de Asia.

Un vertiginoso crecimiento se ha experimentado desde entonces por estas tierras, que alcanzaron su apogeo durante la época de la independencia del Imperio Británico y las décadas de los 80 y 90.

Como el país al que sirve de capital, Kuala Lumpur es una ciudad joven -Malasia surgió como estado unificado apenas en 1963- que, sin embargo, aparenta muchos más años de historia.

La velocidad trepidante a la que se suceden los cambios urbanísticos, ha dejado escondidas las antiguas casas chinas y coloniales entre rascacielos de vidrio y acero, mientras que hoy los puestos callejeros de comida y los adivinos comparten espacio con ejecutivos trajeados y guías turísticos.

Ruta victoriana y árabe

El corazón de Kuala Lumpur está en Dataran Merdeka, un espacio público que constituye un buen punto de partida para explorar la ciudad. La plaza está dominada por un alto mástil, que conmemora la independencia del país del Reino Unido en 1957. Y de paso se puede ver un excelente ejemplo de arquitectura colonial en esta plaza; el Royal Selangor Club.

Luego hay que dirigir los pasos y el interés hacia la Estación de Tren de Kuala Lumpur, una extraordinaria mezcla arquitectónica de fantasía árabe y colonialismo británico: minaretes, torres, arcos y capiteles constituyen un punto de partida o llegada ideal.

El veterano viajero y escritor Paul Theroux definió el edificio como "la estación más espléndida del Sudeste asiático".

En contraste con la arquitectura británica, se pueden visitar las magníficas mezquitas Masjid Negara y Masjid Jamek. Esta última se encuentra en la confluencia de los ríos Klang y Gombak, en el mismo lugar en el que los primeros europeos desembarcaron, y constituye uno de los puntos más bellos y populares de la capital.

El mejor momento del día para visitarla es durante la puesta de sol o durante la llamada a la oración del muecín, que resuena entre cúpulas y palmeras creando una sensación de tranquilidad y espiritualidad que contrasta con la modernidad de los rascacielos.

Masjid Negara, en cambio, es una edificación moderna, que brilla tanto como...

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