Paraíso Perdido / Infiltrados en la crudeza de Scorsese

AutorRafael Aviña

De Calles peligrosas (1973), su tercera película, a Los infiltrados (2006), el italoneoyorquino Martin Scorsese se ha mantenido fiel a un estilo y a una temática trastocada en una suerte de subgénero que él mismo inventó, cuando Harvey Keitel y Robert De Niro eran unos desconocidos que se abrían paso en el cine independiente. El responsable de obras maestras repudiadas por la Academia de Hollywood, como Taxi Driver y Buenos muchachos, encontró desde entonces la respuesta a los binomios violencia y religión, traición y fidelidad, delincuencia y legalidad, en los respectivos tópicos de redención, nihilismo e identidad, que se adhieren a los complejos e intensos universos interiores de sus protagonistas.

Los demonios interiores y la brutalidad dan como resultado una experiencia catártica que puede resumirse en una frase de su más reciente filme, inspirado en una intrincada cinta policiaca del nuevo cine de Hong Kong: Infernal Affairs (2002), de Andrew Lau y Andy Mak: "Cuando enfrentas un arma cargada, ¿cuál es la diferencia?".

Los infiltrados, cuyo título original, The Departed, hace alusión a aquellos que se desvían, se salen del camino o, sencillamente, mueren, es un regreso del autor de Toro salvaje a la senda de sus mejores trabajos. No es ni de lejos otra de sus obras cumbre, pero sí resulta más intensa, inquietante y mejor armada que sus últimas apariciones en Pandillas de Nueva York y El aviador.

Por tercera ocasión, Scorsese repite con Leonardo DiCaprio como protagonista y a pesar de los escasos recursos histriónicos de éste, saca enorme partido de su personaje, al igual que de sus coprotagonistas y varios secundarios notables, entre los que destacan Alec Baldwin y Mark Whalberg, como agresivos y vulgares líderes policiacos -ese duelo de albures y majaderías machistas que ambos tienen suena más a un alarde coloquial del guionista William Monahan que a un exceso de realismo-, así como un sobrio Martin Sheen como el jefe policiaco Queenan, que sostiene con pinzas la seguridad de su agente encubierto William Costigan, que encarna DiCaprio, al igual que Ray Winstone, como French, el violentísimo segundo de a bordo del histérico y desmadroso mafioso irlandés, Frank Costello, adicto al sexo, cual sátiro Mefistófeles, que lleva a extremos histéricos -aquí, todo un mérito-, el impredecible Jack Nicholson.

Tanto Infernal Affairs como Los infiltrados parten de una misma situación de suspenso límite: Sullivan, un hábil e insensible criminal, y...

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