ENTRE PARÉNTESIS / Manifestación de silencio

AutorDavid Martín del Campo

Vamos a comenzar. Favor de guardar silencio. ¡Ssssht!

El apellido de la solemnidad es el mutismo. De esa manera, a la sordina, es que nos desplazamos dentro de las catedrales, las bibliotecas y los hospitales. Que el ruido no ofenda la liturgia de esos recintos. ¡Ssht! Los amorosos callan, lo dijo Sabines, y calladitos (como candidatos en ayuno) nos vemos más bonitos.

Así fue el arte cinematográfico primigenio. Charles Chaplin, Búster Keaton, Harold Lloyd. Fotogenia y sobreactuación, algún aislado letrero indicando "¿Ha perdido usted este pañuelo?" y los escenarios de parquedad teatral (desde luego que en blanco y negro). En 1927 llegó felizmente el sonido y el cine pudo ser, casi, como la vida. Todo esto encierra el trasfondo de la galardonada película El artista, que el domingo pasado se hizo merecedora de 5 óscares.

La cinta, como ya se ha reseñado, cuenta la historia de George Valentin, el maduro galán (un poco al modo de Douglas Fairbanks) quien se niega a participar en las novedosas "talkies" que terminarían por avasallar a la industria cinematográfica.

El risueño Jean Dujardin protagoniza al jactancioso actor que ha decidido oponerse al progreso tecnológico. Es la encarnación misma del héroe retrógrado, el paladín vetusto, el quijote que todos conocemos negándose al internet, las computadoras y demás innovaciones digitales.

La pista sonora hizo que el cine, hace tres generaciones, se transformara en el arte total. Ya no más la elocuencia gesticulada a lo Rodolfo Valentino, la pianola al pie de la pantalla y los actores maquillados con enormes cejas para gesticular como ángeles temerarios. Así los gritos prescindieron de los signos de admiración, la lluvia fue un murmullo y los relámpagos no un simple anuncio de "¡cataplum!".

En aquellos tiempos se produjo, finalmente, la conjunción de lo que eran el cinematógrafo y el gramófono en una misma función sincronizada, y la gente lloró ante la proyección de aquellas nuestras primeras películas sonorizadas, Santa y El compadre Mendoza. Decirlo hoy incita al bostezo, pero en su momento la incorporación del sonido fue la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR