Un recreador del pasado

AutorEduardo Alvarado

Una de las mayores preocupaciones del director Martin Scorsese es la exacta recreación de la época en que se desenvuelve cada una de sus películas. La minuciosidad en la elaboración de los detalles, ya sean de locación, vestuario, maquillaje y peinados, o la forma en que sus actores representan a personajes históricos, se ha vuelto parte de su sello.

Este perfeccionismo para la recreación de los ambientes de época le viene de siempre. Sin embargo, en sus películas más recientes ha sido más evidente.

En La Edad de la Inocencia (1993), Scorsese se remontó al Nueva York de finales del siglo 19. En consecuencia, la apariencia de la ciudad y sus habitantes debió ser remozada a fondo: los rascacielos desaparecieron tras las casonas estilo inglés u holandés; el asfalto desapareció para dejar su lugar a calles empedradas; y los taxis fueron suplidos por carruajes de caballos que, utilizados por hombres y mujeres vestidos a la moda victoriana, coronaban la atmósfera aristocrática.

Este esfuerzo de reconstrucción visual recibió nominaciones al Oscar en las categorías de Mejor Diseño de Arte y Mejor Vestuario (el cual ganó).

Pero ese fue sólo un antecedente para la gran empresa de recreación que significaría Pandillas de Nueva York (2002).

Mucho más detallada y espectacular, la ambientación de época que Scorsese realizó para este filme estaba impuesta por la historia, que se desarrollaba en su mayor parte en la más famosa esquina del mundo: Times Square.

Ante la imposibilidad de maquillar la locación real, el cineasta pidió reconstruir en un set el...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR