Lo que pasó en Las Vegas...

AutorHaydé Murakami

Enviada

LAS VEGAS, Nevada.- ¡Mentira! Lo que ocurre en Las Vegas no se queda en Las Vegas. Lo que ocurre en Las Vegas se queda en la memoria, en la digital y en la de la cabeza, se queda en el cuerpo y, si uno se descuida, también se queda en el estado de cuenta.

Quizás no sea el pensamiento más profundo que uno puede tener cuando vuela de cabeza sobre el desierto, pero ese fue el que se me presentó en ese momento, con los audífonos puestos y mirando la improbable perspectiva de las montañas a lo lejos y las nubes allá hacia donde apuntaban mis pies.

¿Que cómo terminé volando de cabeza en el desierto? Excelente pregunta. Posiblemente por tomarme a la ligera eso de andar queriendo saber las novedades más emocionantes de la famosa Ciudad del Pecado.

Hombre, pero si yo era primeriza en Las Vegas, cualquier cosa me pudo haber resultado una gran novedad, pensaría también mientras conocía de primera mano esa alarmante opresión en el pecho que provocan las famosas Fuerzas G que me explicaba el piloto hace un rato.

Con toda esa agitación, aceleración y desaceleración, cualquier coche ya nos habría lanzado las bolsas de aire en la cara, pero, en lugar de eso, ahí estábamos, el piloto y yo yendo en picada hacia el desierto, volando casi a ras de piso "para que no nos descubra el enemigo" -jugábamos-, y luego remontando hacia las nubes, girando y persiguiendo a ese otro avión rojo insolente que nos reta.

Esta es sin duda la versión en esteroides de la mejor montaña rusa, del más emocionante video-juego de combate o el más acabado simulador de vuelos.

"¿Y qué te está pareciendo el paseo hasta ahora?", pregunta a cada tanto el piloto, que controla todo desde el asiento de atrás y de paso mira mis gestos con ayuda de una pantalla frente a él.

Yo sólo atino a responder alternadamente dos palabras, para fingir que estoy relajadísima entre cada nuevo disparo de adrenalina: "¡guau!" e "¡increíble!".

Y así es como Sky Combat Ace cumple lo que promete: ser una experiencia única en su tipo al ofrecer una probadita por 45 minutos de cómo se siente ser un auténtico piloto de combate.

Esta mañana, en el pequeño salón donde se explica a detalle la experiencia Top Gun, los oyentes comenzaron a moverse inquietamente en sus asientos de piel mientras Joseph Abbud, mejor conocido como "Whip", mueve con la soltura de un experimentado prestidigitador dos varillas que rematan con sendos avioncitos a escala.

Se adivina que esta es una de las partes que más disfruta de su...

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