Pata de perro / Apropiarse ciudades

AutorAlonso Vera

Creo que la mejor forma de acercarse a una urbe por primera vez es observar la forma en que amanece.

Para ello sugiero salir de madrugada y caminar sin rumbo definido, permitiendo que los sentidos hagan lo propio.

De pronto se escucharán los llamados para ir a un templo, una escuela o un mercado. Brotarán los aromas del pan recién horneado o de la comida callejera. De a poco la gente comenzará a salir de sus refugios para encontrarse de frente.

¿Se miran los unos a los otros? ¿Acaso sonríen? Las calles se irán llenando con medios de transporte tan variopintos como los oficios que ya comienzan sus actividades.

Sugiero entonces detenerse a ver desde un parque o una cafetería antes de interactuar. Mientras el cielo toma color tienes la ventaja, pues no te ha tomado por sorpresa. Has hecho tuya la ciudad al verla despertar.

Al inicio del nuevo milenio, la mitad de los habitantes del planeta ya vivíamos en zonas urbanas, compartiendo los retos de la planificación, del tránsito vehicular, de la música del vecino o el ladrido de su perro, entre otros. El porcentaje sigue en aumento, y la tendencia parece ser el dejar atrás las bondades -o sufrimientos- del campo para buscar una vida en la ciudad.

De Cuzco a Jerusalén se aprecian modelos de sociedad que subsisten por la tradición.

De los 437 habitantes por kilómetro cuadrado que tiene Reikiavik a los más de siete mil que tiene São Paulo verás la diferencia que ejerce la densidad de la población en el estilo de vida.

De Dubai a Ordos, la premisa es alejarse del mundo "salvaje", mientras que en Sydney y Vancouver existe cierto punto medio de lo que podríamos llamar "ciudades verdes".

Hay ciudades capitales con menos de ocho mil habitantes, y más de tres mil que superan los 100 mil. Éstas son sólo dos de mis favoritas.

DE LA VALETA...

Cuenta la historia de Malta, y lo recuerda el nombre de su mejor cerveza, que en 1565 el sultán otomano Solimán asedió a la banda de monjes-soldados -conocida como la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan- con casi toda su flota.

Refugiados en sus cuarteles del Fuerte San Ángelo en la ciudad de Birgu -hoy Vittoriosa-, los caballeros de la orden fundada en Palestina en el siglo 11 se organizaron con los nativos para defenderse. Soportaron seis meses de innombrables crueldades de ambas partes, aún siendo superados cuatro a uno, hasta el rescate de la flota aragonesa.

Aquel evento, que figura en los anales del Mediterráneo como una de las gestas más "heroicas"...

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