Paz Fernández Cueto / Catolicidad

AutorPaz Fernández Cueto

Con la elección de Francisco, nuevo Papa de la Iglesia Católica, presenciamos un espectáculo de Catolicidad, catolicidad que en términos modernos equivaldría a decir globalización, apertura a un mundo global, cosmopolita o internacional, en alusión a la etimología griega de la palabra, en donde católico quiere decir universal. Identidad de fe que ha trascendido por más de dos siglos a través de las generaciones, siendo fiel a la doctrina de Jesucristo y a la tradición de los apóstoles.

Abarrotada la plaza de San Pedro cuando declinaba el tramonto romano, durante las últimas horas del Cónclave, la columnata de Bernini parecía acoger entre sus brazos en un extenso abrazo universal, a personas de los más diversos pueblos y naciones, mujeres y hombres pertenecientes a distintas razas y culturas, atentos todos a la fumata bianca que anunciaría la llegada de un nuevo Papa. Ahí, en la plaza de San Pedro, pudimos tocar la catolicidad, palpar esa realidad intangible en la que convergen espíritus y razas en torno a Roma. Los católicos reconocen la continuidad en el obispo de Roma sucesor de Pedro a quien le llaman Papa. A él demostraron cariño, respeto, adhesión y solidaridad, aun antes de conocer su nombre o su procedencia, independientemente de su personalidad o carismas personales, simplemente porque iba a ser el representante de Cristo. La catolicidad quedó de manifiesto en esa comunidad de creyentes unida en oración por su Pontífice a lo largo del mundo, y en virtud de la técnica de la comunicación se realizó el milagro de transmitir simultáneamente la noticia del arribo del Papa Francisco, a una muchedumbre dispersa en los cinco continentes. La Iglesia se hizo visible en todo lugar a manera de una patria planetaria, conjuntando en un momento histórico lo que pasó y lo que permanece.

Podríamos decir que el espectáculo que se vivió antier despertó en los creyentes el orgullo de ser católicos. Sin embargo, siendo realistas, especialmente en estos años en los que las formas de ver las cosas y los caminos a seguir se separan abismalmente de la visión cristiana de la vida, ser católico en toda la extensión de la palabra es un reto difícil aunque estimulante. En amplios sectores sociales se rechazan principios fundamentales del evangelio relacionados con el respeto a la vida, al reconocimiento del...

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