Paz Fernández Cueto / Vida embrionaria

AutorPaz Fernández Cueto

"Cada vez, con mayor frecuencia, despreciamos y destruimos formas de vida que tienen mucho que enseñarnos", fueron las palabras que el científico mexicano Arturo Álvarez-Buylla expresó el pasado mes de octubre, durante la ceremonia en la que fue galardonado con el premio Príncipe de Asturias 2011, en la ciudad de Oviedo. Orgullosamente egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México, de la Universidad de Rockefeller y actualmente profesor de la Universidad de California en San Francisco, ha sido distinguido por sus trabajos en el campo de la neurobiología, haciendo especial énfasis en la urgencia de "respetar las formas de vida de todos los seres vivientes, si queremos no acabar con el planeta". Las formas de vida que llegamos a despreciar incluyen las de embriones humanos, seres que en su forma biológica más elemental comparten naturaleza con los demás hombres y mujeres que habitamos el planeta.

Resulta paradójica, por su coincidencia en el tiempo, la sentencia que la Gran Sala del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TUE) promulgó el pasado 18 de octubre con la prohibición de patentar tecnologías que promuevan la destrucción de seres humanos para obtener células madre. Se trata de un paso jurídico importante, ciertamente gradual, hacia una protección que abarque en toda la comunidad internacional, la vida humana por nacer. Así lo declaró Jakob Cornides, abogado de derechos humanos residente en Bruselas y especialista en asuntos jurídicos europeos, reconociendo que "por primera vez, el TUE aclara, de una forma que es vinculante para 27 Estados Miembros, que la vida humana comienza en la concepción, y que merece protección jurídica" lo cual pondría fin, según palabras del mismo Cornides, "a todos los intentos de afirmar que el blastocisto, el embrión o el feto, 'todavía no son humanos'".

Como señala Tom McFeely, en un artículo para Friday Fax, del C-FAM, lo interesante es que los promoventes de esta iniciativa no han sido las asociaciones conservadoras tradicionales que trabajan en defensa de la vida. Fue Greenpeace, agrupación medioambientalista de izquierda, la que presentó el primer recurso legal en Alemania contra el científico Oliver Brüstle, titular de una patente para producir células progenitoras neuronales, a partir de líneas de células madre embrionarias que implican la destrucción de embriones humanos.

A diferencia de lo que sucede en Estados Unidos...

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