Paz Fernández Cueto / Vianey

AutorPaz Fernández Cueto

A casi un año de que fuera aprobada la despenalización del aborto en el Distrito Federal antes de las 12 semanas de embarazo, se registró la muerte de Vianey en el hospital Balbuena de la Secretaría de Salud, a causa de una hemorragia que no pudo serle controlada. El hecho pasó casi inadvertido, sólo unas cuantas notas al margen anunciaban la primera víctima oficialmente reconocida del aborto seguro, aunque extraoficialmente se habla de más.

Se trata de una menor de 15 años llevada por sus propios padres, quienes seguramente no imaginaban que por esta intervención, que prometía no tener consecuencias, se perdería no una vida sino dos. Habiendo tenido acceso al hospital los medios informativos, las autoridades intentaron dar explicaciones para tranquilizar a la opinión pública: que si lo sucedido fue por no habérsele practicado el ultrasonido como lo indicaba el procedimiento, que si el bebé tenía un mes más de gestación del que precisara la ley, que si fue imposible controlar la hemorragia a pesar de habérsele extraído el útero a la joven, además de tomar otras medidas drásticas como cesar al médico y levantar una denuncia en su contra. Una vez ahogado el niño se tapa el pozo.

Este caso no puede menos que recordarme a Paulina, la adolescente convertida en bandera feminista y explotada hasta el cansancio por no habérsele practicado un aborto, habiendo nacido Isaac quien, como su homónimo, fue salvado de la muerte. Ese hijo con el que convive Paulina por hace más de ocho años aún sigue siendo utilizado en reclamo por no haber sido eliminado en su momento. Me pregunto, ¿qué irá a decir Isaac el día en que sea consciente de esta discriminación radical?

Vianey, al igual que Paulina, también fue una víctima pero corrió con peor suerte. Con Paulina se salvaron dos vidas, algo de lo que nadie podrá arrepentirse, y con Vianey lamentablemente se perdieron las dos. A sus escasos 15 años fue víctima de la falsa educación sexual que vende sexo seguro a los adolescentes y también a los niños, a cambio de un preservativo o de una pastilla abortiva como la que se le suministró en el hospital. Los verdaderos responsables de la muerte de Vianey empezaron a actuar años antes y siguen actuando a través de acciones equivocadas que tanta veces se promueven desde las instancias mismas de gobierno. Creo que las autoridades de la Secretaría de Salud deberían reflexionar sobre los mensajes que están lanzando al aire...

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