El pecado de Woods

AutorHéctor Juárez

¿Una baja de juego? ¿Un resbalón? ¿Qué le sucede a Tiger?. Esas fueron las interrogantes que despertó el estadounidense Tiger Woods en el arranque de la presente temporada de la PGA y hasta estos momentos siguen latentes.

A los aficionados y a la prensa, no nada más en Estados Unidos sino en todo el mundo, les extraña no ver a Tiger como amo y señor de las tablas de rankings, ganando torneo tras torneo y recibiendo cheques con cada vez más ceros, como lo ha hecho en los últimos cuatro años.

Tiger aceptó que el final del 2002 y el principio de este año no han sido lo mejor de su carrera, pero desestimó aquellas voces que marcaban casi, casi el final de sus días en el green.

¿Cuál baja de juego?, ¿cuál mal momento? El único pecado de Woods fue haber dejado ir los dos primeros Majors de la temporada —el Masters de Augusta y el Abierto de los Estados Unidos, ganados por el canadiense Mike Weir y su compatriota Jim Furyk, respectivamente— en los que "el rugido del Tigre no se escuchó" con los estándares acostumbrados.

Ante este panorama de interrogantes, Tiger explicó que lo único que le faltaba era meter putts, lo que hace ganadores a muchos jugadores, situación que se acentuó durante el US Open.

De ahí en fuera, el golfista de 27 años de edad, no tiene problemas. Aunque los Majors no han sido para él, en sus vitrinas este año ha colocado cuatro trofeos más: el del Buick Invitational, el WGC-Accenture Match Play Championship, el Bay Hill Invitational y el Western Open.

Por si eso fuera poco, los números respaldan a Tiger, quien se mantiene como líder en el ranking mundial, en el segundo puesto de las ganancias acumuladas de la gira, así como de la clasificación mundial, pisándole los talones al canadiense Weir.

Además, el nacido en Cypress, California, lidera por amplio margen la carrera de ganancias con cifras cercanas a los 40 millones de dólares. Se mantiene en la cima del porcentaje en los scores con 68.30 golpes, segundo lugar en el casillero de águilas con nueve.

Lo único cierto es que si Tiger pretende salir de la zanja para reivindicarse como el mejor golfista de los últimos años, entonces debe ganar el Abierto Británico o el Campeonato de la PGA, ambos títulos Majors.

Estos torneos son la única oportunidad de Woods para demostrar que su trayectoria no va en descenso y que acertar en el putt es todo lo que le ha hecho falta.

Las rayas del Tiger

Tras una operación en la rodilla izquierda a finales del 2002, Tiger retomó...

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