Pedir perdón, tarea difícil

AutorNatalia Vitela

Pedir perdón no es cualquier cosa. Hacerlo de manera superficial, usando el chantaje o siendo poco sincero invalida la petición. Una solicitud auténtica implica que quien comete la ofensa esté verdaderamente arrepentido y repare el daño.

"Pedir perdón sin haber realizado previamente una reflexión profunda acerca de la falta cometida y acerca de uno mismo podría tener el peligro de ser un gesto superficial y estéril", escriben los psicólogos Jean Monbourquette e Isabelle d' Aspremont en Pedir Perdón sin Humillarse (Editorial Sal Terrae).

Los autores explican que las peticiones de perdón expresadas sin pensar buscan resolver el problema cuanto antes, pues el propósito del ofensor es evitar sentirse culpable de la falta que ha cometido.

"Es una falsa maniobra destinada a olvidar rápidamente la falta, a desculpablizarse y a obtener la paz fácilmente. Y, sobre todo, la persona no quiere analizar ni las consecuencias ni los motivos. De este modo, esperan ser perdonados sin tener que hablar pormenorizadamente sobre su falta ni modificar su conducta".

De acuerdo con los psicólogos, las peticiones de perdón que chantajean a la víctima fuerzan al ofendido a hacer borrón y cuenta nueva de la ofensa.

"El ofendido es libre para conceder su perdón, para posponerlo o para retenerlo. Ejercer sobre él alguna presión para forzarlo a perdonar sería casi cometer una segunda ofensa".

Los autores aseguran que también hay peticiones que no son sinceras. "A menudo, la petición de perdón adolece de falta de convencimiento, sembrando la confusión y suscitando un aumento de la decepción y el enfado por parte del ofendido. He aquí algunos ejemplos: 'Desearía de buen agrado admitir mis errores, pero tú también tendrías que admitir los tuyos'. Con estas peticiones de perdón, el ofensor trata de justificarse y de minimizar su responsabilidad".

Reparación del daño Jael Alatriste, psicóloga del Instituto de Investigación en Psicología Clínica y Social, indica que la petición debe ir acompañada de la reparación del daño.

"Hay quienes se muestran renuentes a hacerlo porque no aceptan que cometieron un error, pero deben hacer conciencia de que no pedir perdón y resarcir el daño les provocará un malestar permanente", advierte.

Alatriste dice que, al pedir perdón, se obtienen beneficios físicos y emocionales, en tanto que no hacerlo causa enfermedades, como colitis, gastritis y migraña, así como ansiedad y depresión.

Los psicólogos antes mencionados refieren que, cuando alguien...

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