Pega a patrimonio la crisis ambiental

AutorYanireth Israde

La crisis ambiental en la megalópolis arroja índices de contaminación que deterioran la salud humana, pero también el patrimonio cultural.

Monumentos como el Palacio de Bellas Artes, el Tláloc del Museo Nacional de Antropología y los murales del Polyfórum Cultural Siqueiros libran una batalla cotidiana contra los agentes del aire que producen erosión, corrosión, exfoliación, suciedad y pérdida de pintura, entre otros daños.

"Se requieren menos concentraciones de contaminantes para tener efectos en un metal que en los seres humanos, alerta Jorge Uruchurtu, investigador de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.

La oxidación es una de las principales consecuencias de la contaminación en los metales; propicia pérdidas a velocidades que dependen de las condiciones atmosféricas. En una zona petrolera de Tabasco cercana al mar, ejemplifica, la corrosión puede ser de 200 o 300 micras año.

"¿Qué significan 300 micras año? Si tienes un acero de 1 milímetro de espesor, quiere decir que en tres años y medio desaparece, se transforma en herrumbre. El cobre o bronce, usualmente empleado en las estatuas, en un medio como la Ciudad de México puede tener menos de una micra de pérdida al año, bastante menos, porque el bronce y el cobre son materiales nobles.

Pero el riesgo es mayor en los relieves, ornamentos y detalles que dotan de cualidades artísticas una escultura, aun si ésta es de bronce, previene.

"Un detalle escultórico irá desapareciendo por la contaminación: vamos a terminar con un pedazo de metal.

En ciudades...

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