Los peligros del TPP

AutorArturo Oropeza García

Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

En 2009, cuando Estados Unidos decidió cambiar su estrategia comercial geopolítica en Asia-Pacífico a través de la propuesta de la firma del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), abandonó su posicionamiento inmediato anterior que se remontaba a 1989 cuando, a iniciativa de Australia, aceptó apoyar e hizo suyo el alineamiento de 21 países de la zona a través del Foro de Cooperación Económico Asia-Pacífico (APEC)1.

En 1989, año emblemático de la sociedad global, Estados Unidos escribía el fin de la historia y el nuevo Foro le parecía una estrategia suficiente para una región que no le preocupaba y de la que tampoco vislumbró su potencial.

Veinte años después, cuando el gigante chino despertó sin avisar a nadie, un Estados Unidos que había pasado del olvido al asombro decidió pagar los platos rotos de la zona a través de una nueva estrategia que partía de una plataforma aparentemente menos ambiciosa, soportada en cuatro países modestos: tres asiáticos (Brunei, Nueva Zelandia y Singapur) y uno americano (Chile), y relanzar lo que ahora se conoce como Acuerdo de Asociación Transpacífico, al cual, el Congreso de Estados Unidos -después de un largo regateo con el presidente Obama- finalmente le concedió la vía rápida (fast track), el pasado 18 de junio, para concluir su negociación con un total de 12 países: México, Estados Unidos, Canadá, Chile, Perú, Brunei, Nueva Zelandia, Australia, Japón, Malasia, Singapur y Vietnam.

De la visión asociativa de la APEC, siempre insuficiente y mediatizada por China, ha pasado ya casi un cuarto de siglo. En ese enorme espacio de tiempo global, las certezas se le desarticularon a Estados Unidos y, en un ejercicio estratégico de recomposición de los errores geopolíticos cometidos, desde hace seis años ha intentado resolverlos a través de un nuevo tratado de comercio (TPP), el cual se presenta como una matrioska de múltiples facetas, todas relevantes en el marco de la carrera hegemónica de estos primeros 50 años del siglo, donde está en juego no sólo el liderazgo de la nación norteamericana, sino del mundo occidental, ante el avance económico, demográfico y político de Asia del Este.

Desde luego que el TPP intenta ser, en primera instancia, una herramienta de poder de Estados Unidos frente a China en la zona del Pacífico, a través de una alianza estratégica renovada con Japón; así como una alianza político-comercial con siete naciones...

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