'Pepena' poder familia Gutiérrez

AutorErnesto Osorio

Cuando por primera vez entró una delegación del GDF al basurero y planta de separación de basura de Santa Catarina fue considerado como si hubiera caído el muro de Berlín.

Ése es el enclave económico que desde hace más de 50 años comenzó a forjar el extinto "Zar" de la basura, Rafael Gutiérrez, al frente del gremio de los pepenadores en Iztapalapa.

Ahora ese poder lo detentan su viuda, Guillermina de la Torre, y su hija Norma Gutiérrez de la Torre.

El actual diputado federal del PRI Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, hijo del "Zar", decidió retirarse en 1994 de la Unión de Pepenadores del DF Rafael Gutiérrez para hacer carrera política y, con ello, alejarse del pasado que lo puso en la militancia del Partido Revolucionario Institucional.

La Unión Rafael Gutiérrez cuenta actualmente con 2 mil 400 miembros reconocidos, aunque en el sector informal de la periferia a la planta de Santa Catarina, se dice que es un número indefinido, pues diariamente personas vienen y van a "la pepena" para ganarse un sustento.

"Desde los voluntarios que van en el camión, los de los carritos, los burreros, los que separan afuera de las estaciones o de la planta, todos son parte de una misma cadena de la que también nosotros formamos parte", dice José (N), conductor de un camión recolector que por temor a perder su trabajo, pide no revelar su identidad.

Precisa que de cada peso que recibe debe aportar un porcentaje a la Unión.

"Se le da al líder, depende de dónde te metas. La ganancia de lo que obtienes por vender papel, vidrio, latón, pet, pues todo tiene una cuota; el negocio funciona como una cooperativa con una sola diferencia: aquí no tienes nada, ni seguro ni Infonavit, ni antigüedad... nada".

La cadena

Martín, un ex pepenador de la sierra de Santa Catarina, comenta que al momento de cerrarse el tiradero hace 10 años y crearse las tres plantas separadoras de residuos, el gremio de Rafael Gutiérrez se dispersó y ahora en las afueras de cada planta existe un líder al frente de las miles de familias que se dedican a este negocio.

"El Gobierno nos envía un mensaje en dos sentidos; por un lado, nos deja formar parte del trabajo que sus empleados, los sindicalizados, no hacen, que es pepenar, pero al mismo tiempo el Sindicato se mezcla con nosotros y, al final, sólo los líderes, el Gobierno y los representantes sindicales son los que se llevan la mejor parte", dice.

El negocio lo explica así:

"Desde que el señor del carrito o los del camión reciben la basura...

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