Perdura en Vero ilusión navideña

AutorClarisa Anell

Aunque su niñez fue una etapa que terminó antes de tiempo, la candidez de Verónica Castro resultó más duradera, al grado de creer firmemente en la existencia de Santa Clos y los Reyes Magos aun cuando ya era una adolescente y tenía obligaciones propias de un adulto.

Gracias a eso, asegura, guarda muy gratos recuerdos de las Navidades que pasó al lado de su madre y sus tres hermanos menores: Fausto Gerardo, Beatriz y José Alberto.

"Creí en Santa Clos y los Reyes hasta los 15 años; me resistía a dejar de hacerlo. Aunque ya estaba grandulona y trabajaba, todavía quería que me trajeran regalo. Por eso le decía a mi mamá: '¡Ponme algo, aunque ya sepa la verdad!'.

"Me costó trabajo, porque mi inocencia fue demasiado larga para haber tenido tan poca infancia; entonces, fui demasiado crédula en todo", reconoce en entrevista exclusiva con Gente!

Verónica tuvo que hacerse cargo de su familia, obligada por las circunstancias: su padre, Fausto Sáinz, abandonó el hogar familiar, y el sueldo de doña Socorro, como secretaria, no era suficiente para solventar los gastos de cuatro hijos.

"Me salté muchas etapas de mi vida, porque de niña te conviertes en adulta y tienes obligaciones de mujer. No me costó trabajo, porque fui muy responsable, pero me hubiera gustado ser irresponsable", admite, aunque en su voz no se percibe amargura.

Por el contrario, sus ojos se iluminan cuando recuerda el último regalo que recibió: una minimotocicleta, que le valió ser la envidia de sus compañeros de escuela.

"Los juguetes me daban mucha emoción, aunque no era de muñecas; me gustaban las bicicletas, las motos... (Tuve una) de esas chiquitas, y anduve con ella para arriba y para abajo desde primero de secundaria hasta la prepa".

Después, ni Santa ni los Reyes volvieron, pero eso no fue motivo de amargura para ella, afirma.

"Todo nos costó trabajo, y ya no hubo regalo de ninguna especie, pero valió la pena, porque aprendes mucho", dice convencida.

Con el paso del tiempo, se encargó de revivir la magia que tanto disfrutó en las fiestas decembrinas, ahora para deleite de sus hijos, Cristian y Michell.

"Ya cuando me tocó hacerlo, me inventaba mil cosas; me encantaba que realmente lo ansiaran", comparte, aunque con mucha más cautela.

Quizá por el distanciamiento que...

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