Una perfecta combinación

AutorOscar Sánchez

Una perfecta comunión entre jinete y su caballo es la clave de éxito en las disciplinas ecuestres que se observarán en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000.

Una amalgama de ambos, jinete y caballo, que hace parecer que son uno mismo, es lo que hace bello este deporte.

De todo el programa olímpico, las pruebas ecuestres son en las únicas que hombres y mujeres compiten en igualdad de circunstancias, es decir, no se dividen en las tradicionales ramas: varonil y femenil.

En Sydney 2000 se realizarán tres pruebas hípicas, las de salto ecuestre, adiestramiento y la prueba de los tres días.

El Salto Ecuestre es la disciplina más popular de las tres.

Esta especialidad combina la emoción con la sobriedad, además con la particularidad que es muy fácil de entender.

Tiene sus orígenes en Irlanda, donde la cacería de zorro es muy común y las competencias de salto se comenzaron a realizar como entrenamiento para los caballos de caza.

Consiste en que el binomio (caballo-jinete) deberá sortear una serie de obstáculos, generalmente menos de 15 y más de 12, colocados en una pista en el menor tiempo posible.

Las penalizaciones llegan al derribar alguno de los obstáculos, o bien, las desobediencia de los corceles, errores en el recorrido o por extenderse en el tiempo acordado, también es penalizado.

En las agendas de los jinetes más importantes del mundo están los Juegos Olímpicos, la Copa del Mundo y los tres eventos de la Copa Pulsar, la que otorga las bolsas más jugosas de los deportes ecuestres.

El adiestramiento, que también es conocido como Doma, es frecuentemente comparado con el Ballet, pero para los caballos.

La competencia se divide en tres rondas: en las primeras dos, los caballos...

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