Perfiles y Rasgos

AutorHoracio Andrade

LO FLEXIBLE, DISCÍPULO DE LA VIDA

La semana pasada comentamos que la flexibilidad, la efectividad, la innovación y la participación, son las cuatro grandes tendencias que se observan hoy en día en las organizaciones. A fin de profundizar un poco más en ellas, dedicaremos un espacio a cada una, empezando por la flexibilidad.

Para la Real Academia Española, flexible se define como lo que es "susceptible de cambios o variaciones según las circunstancias o necesidades", o "lo que no se sujeta a normas estrictas, a dogmas o a trabas". Aunque da otras tres acepciones del término, estas dos describen muy bien lo que está pasando ahora en muchas organizaciones y, por supuesto, en muchas de las personas que las integran.

La flexibilidad implica la capacidad de cambiar; aquello que no cambia se vuelve rígido (o, si se prefiere, precisamente por ser rígido no cambia), y la rigidez constituye una forma extrema de debilidad. Como ya lo decía el Tao Te Ching desde hace más de dos mil años, "quien sea rígido e inflexible es un discípulo de la muerte; quien sea suave y adaptable es un discípulo de la vida".

Las organizaciones, como sistemas sociales, y por ende vivos, que son, tienen que llevar a cabo cambios constantemente en todos los subsistemas que las constituyen: estrategia, cultura, estructura, procesos y tecnología. Algunos de estos cambios son profundos, otros no tanto; algunos son rápidos, otros más a largo plazo; algunos pueden ser realizados por unas cuantas personas, otros requieren de una amplia participación.

El tipo de cambios que se requieran, su velocidad y la manera de implementarlos, dependen, como bien dice la definición de la RAE, de las circunstancias o necesidades. En otras palabras, los cambios no deben ser producto del mero capricho o moda, sino una respuesta a las diferentes situaciones que constantemente tiene que enfrentar la organización.

Por un lado, tenemos factores exógenos, que son los que provienen del entorno organizacional, tanto general (ámbito político, económico, social, tecnológico y físico) como específico (inversionistas, clientes, proveedores, competencia, grupos de interés); por otro, factores endógenos, que son los que se originan dentro del mismo sistema.

La flexibilidad consiste entonces, de acuerdo la primera definición, en mantener al sistema en un estado permanente de transformación, a fin de que pueda adaptarse, responder y hasta adelantarse, a las situaciones cambiantes, externas e internas, que le...

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