PERFILES Y RASGOS

AutorHoracio Andrade

GESTIÓN DEL CAMBIO

Desde los orígenes del Desarrollo Organizacional, en la década de los sesenta, se ha señalado la importancia de contar con una metodología que permita hacer frente al cambio, desde dos perspectivas: la adaptativa, que consiste en poder responder adecuadamente a él cuando se presenta, y la proactiva, que busca llevar a cabo por iniciativa propia las transformaciones que se requieran para asegurar la permanencia del sistema.

En ambos casos es indispensable conocer al entorno en el que opera la organización, tanto en lo que respecta a su situación actual como a sus tendencias futuras.

Hoy en día, el enfoque original ha evolucionado a lo que se conoce en español como Gestión Estratégica del Cambio y en inglés como Change Management. Quizá en lo que más se hace énfasis ahora es en el carácter sistémico del cambio, que implica considerar que éste se da como resultado de la convergencia de una gran cantidad de variables interdependientes, y no como una simple relación lineal de causa-efecto.

El punto de arranque del proceso es el reconocimiento de la necesidad de cambiar; sin él, nada será posible. Kurt Lewin llamaba a esta primera etapa "descongelamiento". Algo debe alertar a algunos de los integrantes de la organización, en el sentido de que el estado de cosas prevaleciente tiene que cambiar si se desea hacer frente exitosamente a los nuevos retos externos e internos que se presentan.

A partir de esta conciencia de que hay que hacer las cosas de manera diferente, o incluso cosas diferentes, la maquinaria del cambio se echará a andar.

Las señales de alerta pueden ser muy variadas, y abarcan desde problemas (indicadores de que algo ya anda mal) hasta amenazas (indicadores de que algo podría salir mal a futuro si no se actúa a tiempo) y oportunidades (lo que significa que el cambio no sólo se da por situaciones consideradas negativas, sino también por situaciones positivas que podrían mejorar, y que por este solo hecho se vuelven insatisfactorias).

Planear, implantar, evaluar

Una vez que la organización, o algunos de sus integrantes, perciben y aceptan la necesidad del cambio, arranca formalmente el proceso para administrarlo, que supone tres estadios fundamentales: planearlo, implantarlo y evaluarlo, dándole el seguimiento adecuado.

La planeación requiere a su vez de tres acciones clave: definir el estado o situación que el sistema debe alcanzar, diagnosticar su estado presente y elaborar la estrategia necesaria para cerrar la...

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