PERFILES Y RASGOS

AutorHoracio Andrade

EL MISMO AUTO, REVOLCADO

El problema del Management es que con frecuencia le cuesta trabajo desprenderse de sus viejos paradigmas, de sus concepciones gastadas de lo que es la organización y la forma de administrarla, de lo que representa el entorno en el que está inserta y de cómo competir y sobrevivir en él.

Quizás esto se deba a que, desde sus orígenes, las organizaciones surgidas de la Revolución Industrial se inspiraron en la Iglesia y el Ejército para estructurarse, y entre otras cosas heredaron su tradicionalismo, su verticalidad, su rigidez y su centralización; características que han sido más un factor de estancamiento que de cambio, desde que las cosas empezaron a moverse mucho más rápido que antes.

Es cierto que las organizaciones (o más bien habría que decir que muchas de ellas) ya no son idénticas a sus ancestros porque se han modernizado en diversos aspectos, destacando, por supuesto, el tecnológico, que ha causado y acelerado su transformación.

Pero de alguna manera, y reconociendo que puede ser un poco exagerada la afirmación (solo un poco), se podría decir que con las organizaciones sucede lo mismo que con los automóviles modernos, que en esencia siguen siendo el mismo Ford T de principios del siglo pasado; más veloces y sofisticados, pero con una estructura básica que no ha variado desde entonces (motor, carrocería, llantas y cabina). Parafraseando al conocido refrán, ahora son los mismos autos, pero revolcados.

De la misma forma, un buen número de empresas siguen aferrándose a la creencia de que los principios de administración y el modo como deben ser organizadas y gestionadas son en esencia los mismos que propusieron los "Henry Ford" de la gestión, es decir, Taylor, Fayol y demás representantes de la "administración científica": racionalidad, jerarquía, control centralizado, perfección de máquina, en la que nada debe salirse del patrón establecido.

Lo que ha sucedido es que en general, las organizaciones son un modelo T con más caballos de fuerza, con un diseño más vanguardista y pintadas de diferentes colores (y no solamente del negro que caracterizaba al famoso abuelo de los automóviles), pero, en estricto sentido, el patrón original no ha cambiado mayormente.

Aire fresco

Afortunadamente está empezando a sentirse una brisa refrescante que le quita a la gestión de negocios el olor a encierro que ha acumulado durante tantos años de tener las puertas y ventanas apenas entreabiertas. Por ejemplo, cada vez más se habla de...

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