PERFILES Y RASGOS

AutorHoracio Andrade

EL CAMBIO EN CUATRO PASOS

Son muchos los cambios que se están dando actualmente en las organizaciones, y pareciera que la vorágine del entorno en el que están insertas las arrastra, sin que tengan oportunidad de planear adecuadamente la forma de llevarlos a cabo.

Si bien es cierto que planear no garantiza que todo salga tal como se quiere o se espera, también lo es que puede evitar que se presenten contingencias indeseables. Minuto que se le dedique a la planeación, son horas de problemas que seguramente se ahorrarán en la etapa de implementación.

Con frecuencia los encargados de los procesos de cambio actúan bajo la creencia de que "andando la carreta se acomodan las calabazas"; la verdad es que también se pueden caer. Por eso es mejor prever lo que podría hacer que las cosas salgan mal y "curarse en salud", en lugar de confiar ciegamente en que todo marchará solo, sin necesidad de planearlo.

La planeación del cambio es, en esencia, un proceso sencillo, porque se reduce a responder algunas preguntas básicas, de las cuales se pueden derivar otras, cuya respuesta ayudará a afinar las acciones a tomar.

La primera pregunta es fundamental: ¿Cómo queremos o tenemos que ser? Puede formularse también en términos de cuáles son los objetivos a alcanzar, cuál es el estado futuro deseado, cómo tendría que estar funcionando algo, o a dónde queremos llegar. Mientras no exista una respuesta clara a esta cuestión, cualquier esfuerzo de cambio será inútil y hasta peligroso.

Hay un viejo dicho que afirma que "quien no sabe a dónde va, cualquier camino lo llevará". El problema es que no sabemos a dónde llevará el camino, con lo que se estará echando un volado que tiene altas probabilidades de ser desfavorable. Puede desembocar finalmente en un precipicio, en un callejón sin salida o, simplemente, en un lugar en el que nos damos cuenta, tarde, de que no queríamos estar.

Por extraño que pueda parecer, muchos procesos de cambio no tienen definidos sus objetivos con precisión, por lo que terminan dando tumbos, sino es que de plano fracasando.

Lo ideal versus lo real

La segunda pregunta nos ubica en relación a la situación deseada: ¿Cómo somos actualmente? De esta manera, podemos precisar la brecha existente entre lo que queremos alcanzar y lo que tenemos ahora. A veces es largo el camino por recorrer, a veces no. Saberlo nos ayudará a planear muy bien lo que requerimos hacer para llegar a donde pretendemos.

La tercera pregunta es, en realidad, doble: ¿Qué nos...

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