PERFILES Y RASGOS

AutorHoracio Andrade

SOBREVIVIR HOY

Sobrevivir en un entorno de negocios como el que ahora enfrentan las empresas no es fácil; de hecho, muchas se han quedado en el camino y otras han estado a punto de que eso les suceda.

Hoy en día nadie puede garantizar nada, pero hay algunos hábitos que podrían facilitar las cosas si los empresarios y directivos los siguieran, y los extendieran al resto de las personas que integran sus organizaciones. Sin que sean los únicos, vamos a ver diez que han probado su efectividad.

El primero es analizar el entorno. No es posible que una empresa permanezca y crezca, si no considera lo que está sucediendo, y las tendencias, en los ámbitos político, económico, social, tecnológico y hasta físico, en lo que se refiere a su entorno general, y en su mercado, competencia, proveedores y otros públicos clave de su entorno específico. Nadie está aislado, por lo que estar al pendiente de lo que pasa afuera es una cuestión de supervivencia.

El segundo es planear. De nada serviría contar con la información sobre lo que sucede en el entorno, si no se utilizara para definir el rumbo que debe tomar la organización para hacer frente exitosamente a las amenazas y aprovechar las oportunidades que se le presentan.

La planeación ayuda sobre todo a no perder de vista a dónde se va. Aún cuando se atraviesen variables y problemas no contemplados inicialmente, tener claro el destino final y la ruta a seguir, evita desviaciones, o permite que éstas se corrijan cuando se llegan a dar.

El tercero es establecer indicadores. Sin ellos, las desviaciones no se detectan, o por lo menos no se detectan a tiempo, lo que aumenta las probabilidades de que los planes aborten y se queden en buenas intenciones. La falta de indicadores es, sin duda, una de las principales causas de que la ejecución falle.

El cuarto es crear una cultura: ¿cómo tiene que ser la organización, y por supuesto su gente como parte sustancial de ella, para lograr todo lo que se ha propuesto, con un clima laboral sano? Definir los valores y conductas deseados es una cuestión estratégica fundamental, a la que no siempre se le da importancia.

Las personas marcan la diferencia

El quinto es facilitar el desarrollo de las competencias que requiere la gente para que la cultura deseada se convierta en realidad y los objetivos organizacionales se alcancen conforme a lo planeado. Las personas son las que marcan la diferencia. Por eso, lo que se invierta en ellas será siempre una buena inversión.

El sexto es...

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