Piedra de Toque/ Los purificadores

AutorMario Vargas Llosa

Pero nadie, con sentido común, se hubiera atrevido a negar que la Shoa ocurrió, pues las pruebas y testimonios del incalificable genocidio eran abrumadores. En plazo tan breve, las cosas han cambiado. Y, en una demostración más de los poderes de la ficción, y su capacidad para contaminar de fantasía y mentira todos los aspectos de la vida -incluida la historia-, el Holocausto ha pasado a ser una verdad controvertida, a la que una corriente intelectual y política que recluta sus adeptos no sólo en los márgenes extremistas sino, también, en sectores respetables y prestigiosos de la inteligentzia, pone en tela de juicio y rebate, como una fabricación ideológica.

Ha puesto el tema de actualidad el juicio, entablado en Londres, por el historiador británico David Irving contra la norteamericana Deborah Lipstadt, que, en su libro Denying the Holocaust: the Growing Assault on Truth and Memory ("Negando el Holocausto: el ataque creciente contra la verdad y la memoria") acusa a Irving de antisemitismo y de "haber aplaudido el internamiento de los judíos en campos de concentración". El historiador dice que estas acusaciones son falsas, equivalen a un linchamiento profesional, y exige reparaciones. En verdad, Irving, especialista en temas alemanes y autor de varios libros sobre el Tercer Reich, es mucho más sutil y peligroso que un antisemita explícito: es un anti-anti nazi, que es la manera más inteligente de seguir promoviendo, en los tiempos modernos, el odio y la guerra contra los judíos.

En sus libros y conferencias no niega que murieran algunos millones de judíos durante la guerra mundial; niega que Hitler hubiera firmado un solo documento ordenando el genocidio, e, incluso, ofrece por el Internet mil dólares a quien pruebe que está errado. Niega también que existieran cámaras de gas, las que, a su juicio, podrían haber sido construidas por los polacos, después de la guerra, para atraer turistas. Los campos de exterminio nazi, como Auschwitz, eran simples campos de trabajo donde, durante la contienda, claro está, "murió mucha gente". El Holocausto sería una leyenda, fabricada de pies a cabeza por los lobbiesjudíos, y por razones políticas, entre ellas la defensa de los intereses de Israel.

Tesis similares a las del historiador británico han circulado también por Francia, a través de varias plumas. Una de ellas, la del historiador Robert Faurisson, que en una tesis doctoral pretendió demostrar la inexistencia de las cámaras de gas. Su libro dio...

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