Pierde la danza su gran maestra

AutorJulieta Riveroll y con información de Fernando Paniagua

"Solamente muerto se falla a una función", solía decir la coreógrafa Guillermina Bravo (1920-2013), pilar de la danza moderna mexicana, como muestra de su fidelidad absoluta al arte y de su férrea disciplina, cuenta su discípula Gladiola Orozco.

"Con ella aprendí a ser fuerte, a luchar y vencer, y a entender el arte. Para mí fue la gran maestra de la danza y de la vida. Era una mujer infatigable", relata la cofundadora del Ballet Teatro del Espacio junto con el coreógrafo Michel Descombey.

Formada con Waldeen, Bravo fundó la Academia de la Danza Mexicana en 1947, el Ballet Nacional de México en 1948, junto con Josefina Lavalle, y el Centro Nacional de la Danza Contemporánea, con sede en Querétaro, donde desde 1991 también se encuentra el Colegio de Danza Contemporánea.

"Sus grandes aportaciones fueron la creación de dos compañías dancísticas, el Ballet Nacional y el Colegio, el centro para la formación de bailarines y sus 57 obras coreográficas", considera César Delgado.

El crítico de danza no duda en calificarla como la figura más destacada de la danza mexicana del siglo 20 porque su trabajo artístico y formativo dejó una huella profunda en la cultura nacional.

Premio Nacional de Ciencias y Artes 1979 y artista emérita del Sistema Nacional de Creadores, Bravo dejó de montar coreografías a principios de los 90 cuando el cuerpo ya no le respondía y entonces se abocó a la enseñanza de la danza, según Delgado, basándose en un alto nivel técnico y una amplia formación humanística.

Apostó por la técnica Graham cuando se dio cuenta que necesitaba cuerpos verdaderamente formados para expresarse y por ser el método que, a su parecer, mejor se adaptaba a los bailarines mexicanos.

Durante su creación dancística, que duró 50 años, pasó por varias etapas artísticas, pero una de las más representativas fue la del nacionalismo. En sus últimas obras volvió a los orígenes tratando temas mexicanos con fuerte contenido social.

Entre sus discípulos más cercanos se encuentran, a decir del crítico César Delgado, Antonia Quiroz, Eva Pardavé, Victoria Camero, Miguel Ángel Añorve y Jaime Blanc.

Cuauhtémoc Nájera, coordinador Nacional de Danza del INBA, destacó también en un comunicado que Bravo fue un referente en la formación de artistas y maestros; además de una impulsora de la integración de gestores y promotores de danza en el País.

"Esa doble tarea la enaltece como artista y una apasionada de esta...

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