Pierden en España la mitad de su agua

AutorLuis Méndez

Corresponsal

MADRID.- La escasez de agua en España está alcanzando en 2006 mínimos históricos hasta el extremo de que los embalses han visto reducida su capacidad total en más del 60 por ciento.

El caudal de grandes ríos como el Ebro, el Tajo y el Guadalquivir ha mermado también considerablemente. La mayoría de los pequeños cauces fluviales que irrigaban el centro y el sur de España han ido desapareciendo con el transcurso de los años debido a la falta de agua.

Por todo el país existen decenas de puentes que se alzan sobre pequeños ríos que han dejado de existir.

Según informes especializados, un tercio de España (160 mil kilómetros cuadrados) corre el riesgo de convertirse en desierto en los próximos años. En regiones como Murcia, Valencia y Canarias el riesgo de desertización afecta ya al ciento por ciento del territorio.

La mala gestión del agua ha sido una característica de los sucesivos Gobiernos españoles. La falta de previsión, el crecimiento urbano desordenado y la ausencia de un plan hidrológico nacional, han agravado el proceso de desertización que sufre el país ibérico desde hace por lo menos un siglo.

La mayoría de los expertos coinciden al señalar que la sequía es un fenómeno inevitable, debido entre otras causas al recalentamiento del planeta. Por ello, según los especialistas, lo que el Gobierno debe hacer es racionalizar el acceso a los recursos acuíferos y regular la demanda ciudadana mediante el fomento de una cultura del ahorro.

En la mayoría de los casos, las autoridades no sólo no limitan el uso diario del agua sino que se dedican a incrementar su oferta.

"La construcción de nuevas desaladoras y el aumento de trasvases y del número de embalses constituyen un profundo error", expresó a REFORMA Julia Martínez, investigadora de la Universidad de Murcia y especialista en temas ecológicos.

El Gobierno tiene que abandonar esa estrategia de la oferta y apostar por un mayor control de la demanda, por la eliminación de regadíos ilegales, por un uso racional de las aguas subterráneas", añadió la experta.

"Además, se tiene que impedir la construcción de nuevas urbanizaciones y campos de golf en aquellas zonas donde escasea el agua. La demanda siempre va a superar a la oferta y por ello es necesario invertir el proceso", apostilló Julia Martínez.

"El verdadero problema es el excesivo aumento de la demanda de agua, un consumo desmedido e insostenible. En algunas zonas del sur de España hay un desorbitado incremento del regadío y un...

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