'Era un pintor muy dotado'

AutorLourdes Zambrano

Compartía los apellidos con dos monstruos de su generación: Orozco y Rivera. Y fue quizá el último de los muralistas mexicanos, aunque su obra es hoy poco conocida.

Este 20 de noviembre se cumplen 20 años de la muerte de Mario Orozco Rivera, y no se vislumbran exposiciones en su honor.

Su filiación política y la corriente artística a la que perteneció, la Nueva Escuela Mexicana de Pintura, no le favorecieron.

Lo recuerda su hijo, Gabriel Orozco, quien siguió sus pasos en el arte y se ha posicionado como uno de los artistas contemporáneos de mayor proyección internacional.

"La época política que él vivió fue muy polémica, y en el contexto de la lucha política del Partido Comunista, el dominio del PRI y la Guerra Fría, estaba muy dividido en dos. El mundo del arte también", recuerda.

"La tradición de los muralistas, de gente de izquierda y las técnicas de trabajo de arte público, fueron relegadas. Ni siquiera hay un libro sobre eso. No hay un trabajo de investigación, de catalogación, de toda una generación".

Nacido el 19 de enero de 1930 en la Ciudad de México, la carrera pictórica de Orozco Rivera estuvo unida, sobre todo, al tercer grande que no lleva en los apellidos, David Alfaro Siqueiros, con quien colaboró en la creación de los murales del Polyforum, además de ser jefe de su taller, La Tallera, en Cuernavaca.

Tuvo educación formal en la Escuela de Pintura y Escultura del INBA, a la que entró en 1952. Fueron sus compañeros de aula Gilberto Aceves Navarro, Roberto Donis y Rafael Coronel.

Una década después, estaba en la...

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