Del Pípila a la vieja Alhóndiga

AutorAlicia Boy

REFORMA/Enviada

GUANAJUATO.- La gigantesca estatua del Pípila domina la vista. Desde el cerro donde se ubica, parece contemplar y proteger la vida de esta ciudad que serpentea entre su accidentada geografía y sus numerosos callejones coloniales.

Lleva en la mano una antorcha y casi en el anonimato el nombre de Juan José de los Reyes Martínez Amaro, el minero insurgente que incendiara la puerta de la Alhóndiga de Granaditas, el 28 de septiembre de 1810.

Visitarlo es una tradición en Guanajuato. A sus pies hay una terraza desde la que se observa una de las mejores vistas de la ciudad, y además es uno de los puntos de encuentro más importantes para jóvenes enamorados y turistas.

También se ven, uno tras otro, los puestos de artesanías, fritangas y refrescos, sin olvidar a los vendedores de guías turísticas que no cesan de abordar a los paseantes ofreciéndoles una charla histórica o el relato de las leyendas más populares en el estado.

A cambio de un peso pueden conocer el interior del monumento y llegar al punto más alto para disfrutar, nuevamente, con la vista de la Universidad, el Teatro Juárez, la Basílica y la Alhóndiga de Granaditas, diseminados entre plazuelas y callejones que invitan a soñar con otras épocas, e incluso hacen que el visitante empiece a creer las leyendas heredadas de generación en generación.

Sin embargo, es al descender a la ciudad y acercarse a los sitios donde se forjó la historia del México independiente cuando uno imagina cómo fueron aquellos instantes que vieron nacer a este héroe de la Independencia.

Escenarios de Guerra

Tras el descubrimiento de la conspiración en Querétaro y el Grito de Independencia proclamado en el pueblo de Dolores la noche del 15 de septiembre, el Ejército Insurgente, congregado por Miguel Hidalgo, marchó rumbo a Guanajuato, la ciudad más próspera de la región, donde se les unieron mineros, campesinos, indígenas, criollos y mestizos.

La ciudad fue tomada por los insurgentes; sin embargo, el Intendente Riaño negó la rendición, dando lugar a la primera batalla por la Independencia. Para protegerse, nobles y ricos se resguardaron en la Alhóndiga de Granaditas, una bodega para cereales que reflejaba la bonanza de la población durante el Siglo 18.

Fue en ese escenario donde el Pípila entró en acción al colocarse una losa de piedra sobre la espalda para prender fuego a la entrada y permitir la entrada del ejército armado con piedras y palos.

Una Bodega Transformada en Museo

Cuando uno se detiene...

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