Los placeres y los días / La oscura política rusa

AutorAndrés de Luna

La trama se desarrolla en el mar de Barents, en el Círculo Polar Ártico, alrededor de un despojo que consigue la autoridad del lugar contra Kolya (Alexei Serebryakov), un personaje que construyó su hogar y su espacio de trabajo en unos terrenos de la zona. El alcalde, Vadim, es un tipo deshonesto y borracho cuya actuación deja atrás cualquier idea moral para instalarse en el abuso del poder. La cinta está filmada con gran esplendor de fotografía, que combina imágenes de Kirovsk, Apatity y Monchegorsk, con el propósito de situar el filme en un pueblo que está lejos de existir, pero que podría ser cualquier sitio de la Rusia actual.

Zvyagintsev es un hombre que se ha mantenido lejos de las esferas de gobierno, para con ello realizar una crítica que propugna por un sistema democrático. En la cinta, el director hace ironías como la de emplear los retratos de algunos de los máximos representantes del poder, entre ellos Lenin, Stalin, Brezhnev, con el objetivo de mejorar la puntería de los participantes. Además, el alcalde está visto como una verdadera ficha, un tipo que asiste a misas y que se presenta alcoholizado en la vivienda que desea destruir, para construirse cualquier tontería. Kolya, un hombre inteligente, pero asediado por la rudeza, se enfrenta a esa situación y la desenmascara. Sólo que aquí intervienen varios factores que son lamentables para el propio Kolya. Uno de esos elementos es que el abogado que contrataron es un hombre que viene de Moscú. En uno de los encuentros que tiene con Liya (Elena Lyadova), ella, un tanto fastidiada de su marido y del pequeño hijo de éste, ofrece su cuerpo al representante legal. Este tipo, que se veía venturoso y con ánimo de romper con los juegos turbios del alcalde...

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