Plaza Pública / Acuerdos laborales

AutorMiguel Angel Granados Chapa

ENTUSIASMADO POR LA FIRMA DE UN ACUERDO nacional para el campo, el presidente Fox anunció el martes que celebraría el Día del Trabajo con un "acuerdo nacional entre los factores de la producción". Como si no tuviera presentes los enormes esfuerzos de negociación -y la movilización previa- que antecedieron al pacto sobre política de Estado en materia rural, voluntarista como es, confiado en que basta "echarle ganas" a un problema para resolverlo, el Ejecutivo quizá crea que basta la buena fe para poner en sintonía a sindicatos y agrupaciones empresariales. Pero en realidad no hablaba de acuerdo alguno, según precisó de inmediato el secretario del Trabajo Carlos Abascal.

Se tratará de una invitación a los empresarios para que inviertan más, a partir del compromiso de su gobierno de incrementar la inversión pública en infraestructura. Se buscaría de ese modo dinamizar el mercado interno, habida cuenta de las limitaciones del sector más activo de la economía, el que puede exportar, ante la atonía generalizada en la economía mundial.

No habrá acuerdo en la esfera del trabajo en el sentido en que lo hubo en el campo. Tampoco hubo consenso legislativo para llevar adelante la reforma laboral. Apenas en diciembre pasado, en vísperas de que concluyera el periodo otoñal de sesiones, el penúltimo de esta legislatura, un grupo de diputados presentó la propuesta a la que por su verdadero origen se llama "reforma Abascal". Cocinada entre abogados empresariales y los dirigentes corporativistas, la propuesta de parchar la Ley Federal del Trabajo (LFT) fue mal recibida aun en los círculos a que pertenecen los legisladores que la hicieron suya (algunos de ellos sin leerla siquiera), porque disminuye derechos sin mejorar las condiciones laborales como se requiere para incrementar la productividad.

No corrió con suerte el intento de reforma patrocinado por la Secretaría del Trabajo. Las comisiones encargadas (han sesionado juntas las del Senado y de San Lázaro) adelantaron en la preparación de un dictamen que mella algunos de los peores defectos de la propuesta. Un experto que sigue la discusión ha percibido que "en lugar de una reforma regresiva de la LFT para favorecer la flexibilización unilateral, mantener las estructuras corporativas y afianzar las bases de sustento de los contratos de protección, (en el dictamen) se propone normatividad nueva que ciertamente permite la flexibilización de las condiciones de trabajo pero condicionada a la negociación...

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