Plaza Pública/ Adolfo Aguilar Zinser

AutorMiguel Angel Granados Chapa

Anhelada por la Cancillería, valiosa en sí misma, delicado riesgo a la par que oportunidad creadora, la posición de México en el Consejo de seguridad de las Naciones Unidas va a ser mal desempeñada por Adolfo Aguilar Zinser. No por falta de talento, sino porque es un debutante, al que de manera irresponsable se coloca en la cúspide del poder internacional. Tanto más irresponsable fue la decisión de nombrarlo, cuanto que el titular despedido para hacerle sitio, el embajador Jorge Eduardo Navarrete, satisface con creces los requerimientos de esa labor.

Aunque su preparación inicial y muchas de sus tareas académicas conciernen a las relaciones internacionales, ha sido la política interior el campo principal de las ocupaciones de Aguilar Zinser. Es cierto que junto con Jorge G. Castañeda fue responsable del equipo de política exterior en el grupo de enlace para el relevo gubernamental. Pero a la postre no fue escogido para funciones relacionadas directamente con la diplomacia. Se le confiaron, en cambio, dos tareas nuevas en la administración: la de consejero de seguridad nacional; y la de comisionado del gabinete de orden y respeto, denominación porfiriana o virreinal en que se incluye a las secretarías militares o militarizadas (Defensa, Marina y Seguridad Pública y la PGR, mencionable entre las dependencias castrenses por el rango y los antecedentes de su titular).

En la primera de esas funciones estableció las bases para una nueva doctrina de seguridad nacional. El régimen priista confundió en los hechos ese factor de la realidad estatal con la defensa del gobierno y aun del grupo que circunstancialmente lo ejercía, para lo cual vigiló y reprimió a quienes oficiosamente consideraba sus enemigos. Aguilar Zinser ensanchó esa noción e incluyó en ella temas concernientes a la desigualdad social, la pobreza, la preservación del ambiente y otros temas cuya solución asegure la existencia material de la nación. Rehusó en cambio considerar como adversas a la seguridad nacional la actividad de los opositores y disidentes, y aun la presencia del zapatismo armado. Su rendimiento en el cargo, sin embargo, estuvo limitado porque Gobernación conservó la actividad sustantiva en esa materia, a través del Centro de Investigación y Seguridad Nacional.

Sus labores como presunto coordinador de las secretarías castrenses o paracastrenses conocieron las dificultades que en general han lastrado esa función, irritante para los miembros legales del gabinete porque...

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