PLAZA PÚBLICA / Aplazada reforma laboral

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Nadie puede asegurar que la reforma laboral pripanista ha muerto. Lo que sí puede decirse es que se halla en terapia intensiva y se prohíben visitas.

Varios factores se conjugaron para impedir que las enmiendas a la Ley Federal del Trabajo iniciadas por la fracción priista en la Cámara de Diputados, con su mismísimo coordinador Francisco Rojas a la cabeza, se procesaran con velocidad parlamentaria inusual y fueran aprobadas en este mismo periodo. Se intentó hacerlo pero el apresuramiento con que se pretendió dictaminar el proyecto contó entre las causas que forzaron a frenarlo. Aunque para mitigar el amargo sabor de la frustración se promete ahora aprobar la reforma en un periodo extraordinario (imposible en torno de los procesos electorales estatales del 3 de julio o en septiembre próximo, cuando comience el penúltimo periodo de sesiones de la actual legislatura).

Considerada un tesoro del nacionalismo revolucionario, la Ley Federal del Trabajo fue objeto de muchas reformas a lo largo de sus 80 años de vigencia. Pero el PRI se cuidó de mantener el espíritu tutelar de los trabajadores que campeó en el debate sobre el artículo 123 en el Constituyente de Querétaro. Es que, junto con ese espíritu, la ley laboral contiene ingredientes de control administrativo sobre los sindicatos que favorecieron el corporativismo gremial que fue uno de los pilares del sistema autoritario.

Una vez que se produjo la alternancia, el gobierno derechista de Acción Nacional sintió que había llegado el momento de hacer valer sus convicciones sobre el mundo laboral. El presidente Fox ya había sido explícito en esa dirección cuando designó secretario del Trabajo a un antiguo dirigente patronal, Carlos Abascal (impulsor desde la Coparmex de una "nueva cultura laboral"), quien preparó un proyecto de reformas que impugnado por el PRD no logró el franco asentimiento del PRI. De modo que la "ley Abascal" murió años antes que su propio autor.

El secretario Javier Lozano se propuso el mismo objetivo que su antecesor. Pero no logró tampoco persuadir a los priistas de acompañarlo en ese lance. De modo que transcurrieron cuatro años completos en simples escarceos sobre la materia. En diciembre pasado, sorprendentemente el grupo parlamentario priista decidió tomar el asunto en sus manos y elaboró un anteproyecto que, muy parecido al del PAN, pretendía ostentar su sello propio. Lo dio a conocer a agrupaciones patronales, cuyos abogados realizaron muchas observaciones en pos de la...

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