Plaza Pública / Atenco, un año después

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Un incidente de policía municipal en Texcoco derivó, el miércoles 3 de mayo del año pasado, en un violento enfrentamiento entre agentes estatales de seguridad y miembros del Frente de los Pueblos en Defensa de la Tierra (la organización que años atrás impidió la construcción del aeropuerto en esa región mexiquense), y condujo al día siguiente a una brutal represión en que participó, además de la Agencia de Seguridad Estatal, la Policía Federal Preventiva. Durante el combate del primer día, fue muerto a balazos Javier Cortés, un jovencito que ajeno a la contienda pasaba por allí. Un mes más tarde falleció Alexis Benhumea, un estudiante universitario al que una bomba de gas lacrimógeno causó un mortal traumatismo craneano.

En uno y otro día fueron detenidas más de 200 personas, todas remitidas al penal de Santiaguito, cerca de Toluca, y varias de ellas expulsadas del país, por su condición de extranjeras. Al menos 26 mujeres vivieron un infierno en ese traslado a bordo de vehículos oficiales, pues agentes policiacos cometieron contra ellas diversas formas de abuso sexual, violación con más frecuencia. Ninguno de los agresores ha pisado la cárcel, y los más de ellos ni siquiera están sometidos a proceso.

En cambio, se enjuicia penalmente a 189 personas, de las que casi de inmediato 144 salieron en libertad bajo fianza, situación en que se hallan 17 detenidos más. Actualmente hay 28 personas presas, tres en la prisión de alta seguridad del Altiplano, 14 en Santiaguito y 11 en el penal de Molino de Flores, próximo a Texcoco, diez de los cuales acaban de ser trasladados allí. Entre ellos se encuentran el doctor Guillermo Selvas y su hija Mariana. Del primero ha escrito su colega, médico también, Herman Bellinghausen: "Ganaste la condición de preso político en el cumplimiento de un deber que tú mismo, libremente, te impusiste. Afuera, en las calles de Atenco, los policías rompían puertas y cráneos, vejaban, se disponían a torturar y violar. Y tú tenías al joven Alexis Benhumea con una herida en la cabeza. Entendiste lo mal que estaba. Las horas pasaban en aquel pobre refugio. Sabiendo cuánto arriesgabas, saliste a buscar medicamentos, instrumental y ayuda para hacer algo por el herido. Te volvió a ganar lo "idealista". Repetiste el absurdo de cumplir tu deber hipocrático y humano. Te detuvieron, golpearon y calumniaron miserablemente", lo mismo que a su hija, sólo porque lo acompañaba.

Muchos otros fueron detenidos en semejantes circunstancias...

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