Plaza Pública/ Biblioteca de aula
| Autor | Miguel Angel Granados Chapa |
Por simple casualidad, sin que su parentesco tenga nada que ver en la peculiar situación en que se han encontrado, tres descendientes -supongo que nietos- del fundador de Acción Nacional, don Manuel Gómez Morin, han estado en el núcleo de asuntos en disputa o en francos conflictos: Juan Pablo Gómez Morin preside la Comisión de Avalúos de Bienes Nacionales, que estableció el precio inicial a los terrenos expropiados para la fallida construcción del aeropuerto en Texcoco; Manuel Gómez Morin Martínez del Río es el director de Radio, Televisión y Cinematografía de la Secretaría de Gobernación, que autorizó la exhibición de El crimen del padre Amaro, que hoy se estrena en 400 salas de todo el país; y Lorenzo Gómez Morin Fuentes es el subsecretario de Educación Básica y Normal en la SEP, responsable de la selección de los libros que integran la biblioteca de aula, una feliz iniciativa para hacer de México un país de lectores, que nació en el fragor de una discusión.
Tales bibliotecas de aula (unas 750 mil), "constan -son palabras de la explicación ofrecida a un profesor invitado a participar en la selección- de una colección de alrededor de 25 títulos y estarán en cada una de las aulas de las escuelas de preescolar, primaria y secundaria, con el propósito de que los estudiantes y maestros de cada grupo cuenten con un acervo disponible y variado que les permita desarrollar sus competencias lectoras".
El subsecretario Gómez Morin Fuentes dijo a sus invitados que era "de suma importancia incorporar al proceso de selección de los títulos que conformarán las bibliotecas a personas de amplia capacidad y experiencia en diversos campos de las ciencias naturales, sociales y la literatura, así como conocedores de los intereses y necesidades de los lectores a quienes se harán llegar dichos materiales".
Las reuniones de selección se realizaron en sólo dos días, 5 y 6 de agosto, en un hotel de la zona rosa de la Ciudad de México. "Al principio del primer día -expone uno de los participantes, cuyo nombre omito por razones comprensibles- se acordó que al final de esa sesión se discutiría sobre los libros de manera general con la idea de orientar a todos en la elección; debe tenerse en cuenta que había que revisar 75 libros de áreas diversas: literatura, narrativa, poesía, biología, física, matemáticas, historia, libros de arte, diccionarios, etcétera. Cada uno de los evaluadores tenía un formato de dos hojas, dividido en secciones, donde señalaría sus...
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