Plaza Pública / Campa en la policía

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Revelador de la futilidad del esfuerzo gubernamental en pro de la seguridad pública es el lanzamiento de una cruzada nacional contra la delincuencia. Hace poco más de nueve años, en diciembre de 1997, el presidente Ernesto Zedillo obró de manera semejante al iniciar la Cruzada Nacional contra el Crimen y la Violencia. Propósito parecido; esperemos que no iguales resultados.

Como Felipe Calderón, Zedillo inició su gobierno con preocupaciones en materia de justicia y seguridad. En el terreno que hoy nos ocupa, promovió la reforma constitucional para dar al concepto de seguridad pública un alcance mayor que el concerniente al orden municipal. Y, en consonancia, publicó el 11 de diciembre de 1995 una ley de nombre larguísimo y eficacia breve: Ley General que Establece las Bases de Coordinación del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Esta norma, que buscaba combinar las tareas de las policías federales (en 1999 se crearía la preventiva, en el mismo orden de ideas) con las estatales y municipales, estableció dos órganos de dirección, el Consejo Nacional de Seguridad Pública y su secretario ejecutivo. Aquel se compone por los titulares de las secretarías de Seguridad Pública locales, y el federal, que lo encabeza. Ayer efectuó ese consejo su 21ª. reunión, para lanzar la nueva versión de la cruzada zedillista (y de otros planes que en momentos de urgencia parecieron necesarios pero resultaron fallidos) y para designar secretario ejecutivo.

El primero, en el tiempo de Zedillo, fue Mayolo Medina, un competente funcionario que duró en el cargo del 25 de agosto de 1998 al 17 de julio de 2001 y fue despedido por el primer secretario Federal de Seguridad Pública, Alejandro Gertz Manero. El sentido técnico de la tarea de coordinación asignada al secretario ejecutivo se perdió cuando Miguel Ángel Yunes fue designado subsecretario de Prevención y Participación de la propia Secretaría federal, bajo las órdenes de Ramón Martín Huerta, y luego pasó a aquella oficina, la secretaría ejecutiva. Si bien Yunes había tenido encargos relacionados con la materia a su paso por el gobierno de Veracruz y en la Secretaría de Gobernación, no fueron sus méritos profesionales sino los políticos los que provocaron su nombramiento. Dependiente de Elba Esther Gordillo en el breve lapso en que ella coordinó a los diputados priistas en la LIX legislatura, Yunes la precedió a su salida del PRI. Su incorporación al gabinete de Vicente Fox, y su posterior ascenso al de Calderón...

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