Plaza Pública / Chiapas y Oaxaca

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

El próximo domingo habrá elecciones en Chiapas y Oaxaca. En la primera entidad se renuevan los 118 ayuntamientos y la legislatura local, de 40 miembros. En la segunda hay elección de alcaldes en sólo 152 municipios regidos por un sistema electoral de urnas y partidos. En los 418 restantes prevalece el mecanismo de usos y costumbres.

Aunque sería exagerado decir que la sangre ha estado presente en los procesos electorales de ambos estados, porque la violencia cobró víctimas directamente en relación con los comicios en casos aislados, lo cierto es que en los dos estados la estructura social dominada por la extrema pobreza, y la áspera relación de las fuerzas políticas propicia tensiones que pueden convertirse en cualquier momento en enfrentamientos o agresiones.

En Oaxaca el clima político permanece agitado porque apenas el primero de agosto, hace dos meses, se efectuaron elecciones de gobernador y Congreso local. Es absurdo mantener calendarios electorales con dos procesos en un mismo año, porque la secuela de uno afecta necesariamente, y no para bien, la realización del otro. Ni siquiera está concluida en última instancia la elección de Ulises Ruiz, el candidato priista que obtuvo mayoría en los votos, porque su opositor Gabino Cue ha impugnado política y jurídicamente aquella victoria, en torno de la cual apenas está por decir la última palabra el Tribunal electoral del poder judicial de la federación.

Las campañas que terminaron anteayer mezclan el carácter de protesta y oferta, o de defensa de la victoria y augurio de la próxima. Ruiz participó en el mitin final de su partido, en la capital, acompañado de Roberto Madrazo, su amigo y principal apoyador (junto con el gobernador José Murat) y su discurso fue ejemplo de esa combinación de tiempos. No quedaba claro si se promovía a sí mismo, como hizo hasta fines de julio, o en el periodo postelectoral, o si alentaba a los candidatos de su partido, ahora en trance de competir. Lo es en la capital el diputado federal Jesús Angel Díaz Ortega, que el año pasado ganó al PAN el octavo distrito (con cabecera en esa ciudad) y por eso aparece como aspirante con posibilidades de refrendar su triunfo, ahora en el ámbito municipal. Su principal oponente es Pablo Arnaud, que ya fue alcalde y ganó ese mismo distrito en los comicios de 2000.

La ciudad de Oaxaca ha sido regida por la oposición al PRI en los años recientes. Precisamente el candidato a gobernador que se resiste a ser considerado perdedor, el...

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