Plaza Pública / Crimen perfecto

AutorMiguel Angel Granados Chapa

La fiscal especial para el caso de Digna Ochoa, Margarita Guerra, no logró superar las deficiencias y los escollos planteados por las etapas anteriores de la indagación, entre ellos los que derivan de la alteración de la escena del acontecimiento, por descuido o aun por mala fe.

UNA FOTOGRAFIA APARECIDA EN LA PAGINA DOS de la edición sabatina de El País, tomada desde el aire, muestra una escena de Harrowdown Hill, el lugar donde el viernes pasado se halló el cadáver de David Kelly, el científico británico señalado por haber ofrecido información que comprobó la superchería que condujo a la guerra contra Iraq. No aparece su cuerpo, cubierto por una tienda de campaña de la policía. Y es que la primera providencia en una investigación policiaca, se comprueba plásticamente en esta gráfica, consiste en preservar el entorno, la escena del acontecimiento. De ello depende en buena medida que pueda resolverse el enigma que toda muerte violenta origina.

No se preservó la escena de la muerte de Digna Ochoa y por eso ha sido y es imposible la reconstrucción adecuada de los últimos momentos de esa abogada, ocurridos hace 21 meses. Por eso ha sido y será inverosímil la tesis de su suicidio, y más todavía el producido por una mente enferma que quiso aparentar que la habían asesinado. Como suicidio fue muy imperfecto. Como asesinato es, hasta hoy, un crimen perfecto.

Aunque no se ha dicho la última palabra sobre el caso, este sábado la fiscal especial Margarita Guerra hizo conocer su conclusión, tras un año de renovadas indagaciones: no siendo posible probar que se trató de un homicidio, la versión más firme es la de un suicidio, que se intentó disimular. En realidad la noticia no se difundió el sábado. Con la misma estrategia que el año pasado, en que se privilegia la imagen de la Procuraduría de justicia del Distrito Federal por encima de la sustancia que la explica y le da nombre, se pretendió persuadir a la opinión pública, a través de filtraciones a los medios, de una verdad cómoda, la que evita investigar quién privó de la vida a la defensora de derechos humanos y deja abierta la puerta, en consecuencia, a nuevos homicidios. Quien mató a Digna Ochoa tiene en su favor el certificado de impunidad que le fue extendido el sábado.

"Nadie puede, racionalmente, excluir la posibilidad de un suicidio en las circunstancias en que fue hallado el cadáver de Digna Ochoa -escribí en este mismo espacio el 23 de junio del 2002, hace 13 meses-. Privarse de la vida no...

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