Plaza Pública / El día del último Informe

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Muchos de los asistentes a la inauguración de sesiones del Congreso emitieron sus declaraciones de indignación contra los grupos perredistas que tomaron la tribuna en San Lázaro sólo de dientes para afuera, para efectos mediáticos. Mientras el acontecimiento ocurría, sin embargo, parecían hallarse en el entreacto de una representación teatral en que el público se desplaza para saludar, para ver y ser visto: saludaban a sus conocidos lejanos, formaban corrillos donde se expresaban frases divertidas o se narraban anécdotas sabrosas (a juzgar por las risas y aun carcajadas), hacían llamadas telefónicas, deambulaban entre amenidades.

Quizá no cobraron conciencia de lo que acontecía sino hasta más tarde. O tal vez no les importaba. O acaso se sentían aliviados, temerosos como hubieran estado de que el conflicto anunciado se manifestara de modo violento, por lo menos con empellones, hasta llegar a las manos o algo peor. El hecho es que había más ambiente de desenfado y aun jolgorio que de preocupación y cólera (aunque por supuesto hubo muchos que las vivieron) por la toma de la tribuna, una de las posibilidades imaginadas para lograr el propósito perredista de impedir que el presidente Fox ofreciera desde la Cámara en que tomó posesión hace casi seis años, su mensaje de despedida.

Fue una maniobra certera, en el momento adecuado a sus fines, con un motivo irrecusable. Antes de que el senador Carlos Navarrete se refiriera al sitio de San Lázaro (en que se concretaba la que denunció como inconstitucional suspensión de garantías), habían formulado al gobierno federal semejante reproche los diputados Ricardo Cantú y Alejandro Chanona, al fin y al cabo miembros de los partidos que con el PRD formaron la coalición Por el Bien de Todos. Pero también se produjo contra ella la diputada Martha Hilda González Calderón, la joven vocera del Partido Revolucionario Institucional, la tercera fuerza en la Cámara: "no entendemos ni aceptamos el estado de sitio con el que la fuerza pública mantiene cercado el palacio legislativo", dijo.

Sólo minutos después de esa expresión, la repitió a su manera Navarrete, que el domingo pasado había advertido al presidente Fox que el viernes siguiente sabría de qué madera están hechos los legisladores perredistas. Blandiendo un ejemplar de la Constitución, recitó su artículo 29, que establece las circunstancias en que pueden suspenderse las garantías y reprochó a Fox haber ordenado ese estado de excepción en torno al recinto...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR