PLAZA PÚBLICA / Disputa por Ciudad Juárez

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Por si no bastaran las cruentas batallas entre bandas delincuenciales, otros choques de intereses impiden la coordinación de esfuerzos para devolver a Ciudad Juárez la tranquilidad que merecen sus habitantes. No fue jamás una región idílica, pues no suelen serlo las ciudades fronterizas, cuyo crecimiento desordenado producto de la migración es factor de tensiones y altos riesgos sociales. Pero es reciente su calificación de ciudad más peligrosa del mundo.

Se recrudece en estos días un enfrentamiento entre autoridades locales y federales, alimentado por la desconfianza que Los Pinos tiene al gobierno municipal priista. El 19 de marzo de 2009, ante un público estupefacto de banqueros que lo había convidado (como al resto de los líderes partidarios) a su convención anual, el dirigente panista Germán Martínez dijo que la DEA investigaba a Héctor Murguía, ex alcalde de aquella urbe chihuahuense, por presuntos vínculos con el narcotráfico. Lanzar el dato era impertinente y tenía visos electorales. De haber conocido datos que fundaran su aserto, única circunstancia que explicara que lo hiciera público, Martínez debió formular denuncia ante el Ministerio Público, y no lo hizo. Se trataba de deturpar al PRI, que ya se avizoraba como una fuerza imbatible de cara a las elecciones de julio siguiente, poniendo un ejemplo concreto en la persona de Murguía. A la sazón éste se preparaba para contender por la diputación del segundo distrito juarense, que ganó sin dificultades. No perseveró en la Cámara, pues antes de un año solicitó licencia para contender de nuevo por la alcaldía, que ya había ejercido de 2004 a 2007 y a la que volvió en octubre pasado.

No sé si por formar parte de una familia acaudalada, o merced a su propio esfuerzo, Murguía es un empresario próspero desde los años setenta. Sus negocios principales consisten en la fabricación y comercialización de pintura, y en la compra-venta de bienes raíces. También en política fue rápidamente afortunado. En su primera incursión electoral fue senador (candidatura que probablemente le fue otorgada en recompensa a su activismo financiero a favor del PRI, entre los empresarios) y se instaló entre los cuadros dirigentes de su partido.

El gobierno federal, según parece, lo tiene en la mira. No es extraño por eso que haya recibido distintas agresiones de la Policía Federal. Si no hay la intención de hostigarlo, en los hechos así ha ocurrido. Un miembro de su escolta murió a manos de un agente de aquella...

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