Plaza Pública / Historias colimenses

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Como ayer, hace 30 años tomó posesión en Colima un gobernador interino. Las diferencias entre aquel momento y el actual son más importantes que su semejanza formal. En 1973 la muerte impidió la continuidad en el gobierno. Ahora la causa es una sentencia judicial que anuló la elección de gobernador, debido a los excesos de quien el viernes dejó de serlo, Fernando Moreno Peña.

El primero de julio de 1973 fue elegido el profesor Antonio Barbosa Heldt. Era oficial mayor de la Secretaría de Educación Pública, el mismo cargo que Luis Echeverría había ocupado 20 años atrás, cuando el propio Echeverría, presidente de la República, decidió hacerlo volver a Colima como gobernador. El candidato natural, a quien "le tocaba", era el ingeniero Jesús Robles Martínez, director del Banco Nacional Hipotecario, Urbano y de Obras Públicas, lo que después fue simplemente Banobras.

Pero Echeverría se había distanciado del poderoso grupo político encabezado por Robles Martínez dos años atrás, cuando destituyó a Alfonso Martínez Domínguez, miembro prominente de esa familia política. Echeverría no quiso devolverle o añadirle ni una pizca de poder, menos la gubernatura de un estado, así fuera el calmo y pequeño estado de Colima. Eligió por lo tanto a Barbosa Heldt, que carecía de experiencia electoral, pues había hecho una larga carrera en la administración educativa. A sus sesenta y cuatro años, tal vez hubiera preferido la tranquilidad de la jubilación. Pero no pudo rechazar el pedido, la oferta o la orden presidencial, y volvió a su tierra natal.

Fue elegido sin dificultad. Pero a la mitad del largo trecho entre los comicios y la toma de posesión, le fue diagnosticada una enfermedad grave. La noticia tal vez agravó la aprensión que le provocaba el esfuerzo de gobernar, y se privó de la vida el 18 de septiembre. Hubo entonces tiempo bastante para adoptar las previsiones del caso. Ante la ausencia del elegido, el primero de noviembre tomó posesión un gobernador interino, Leonel Ramírez García, y semanas después fue elegido Arturo Noriega Pizano. Al día siguiente de la muerte de Barbosa Heldt, Noriega Pizano renunció a la alcaldía de Colima para ser elegible. Había sido procurador de justicia y secretario general de gobierno. Su elección fue tan sencilla como la de su desgraciado antecesor.

Pero en ese mismo año, hace treinta, Humberto Silva Ochoa retornaba a Colima después de algunos años en Puebla y Guerrero. Había sido un visible dirigente estudiantil en la universidad colimense, donde se graduó como licenciado en derecho, después de haberse hecho profesor en la escuela normal Gregorio Torres Quintero. Había sido también fundador del sindicato de trabajadores universitarios. Pero en 1973 eligió el camino de la administración en la UAC, donde comenzó...

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